/ domingo 28 de junio de 2020

Cuando el arriero es bueno

Como decía la Doña María Félix, en una de sus tantas películas: “cuando el arriero es malo, le echa la culpa a las bestias”, pero aquí ha demostrado el Gobernador, que es buen operador para manejar a su antojo y capricho el Congreso del Estado, como al Poder Judicial, -no se diga-, pero que repugnancia resulta ver, como los Diputados de esta Legislatura Local, son tan dúctiles a grado tal, que pasándose por el arco del triunfo los intereses de la sociedad Jalisciense, reformaron la Constitución Local del Estado, sin una motivación valida, sino por el simple capricho de acondicionarla al estatus de la ahora electa Consejera Juez, quien hoy sin pena alguna, sin ninguna legitimidad por trayectoria, talento, conocimiento, honradez, dignidad, ni vergüenza por si no se entendiera, además de haber aprobado los exámenes que se exigieron ni otros presupuestos más que se establecieron en la convocatoria para Consejeros del Consejo de la Caricatura, (Judicatura), del Poder Judicial del Estado, pero por $180,000.00 (ciento ochenta mil pesos m. n.) mensuales bien vale la pena perder la vergüenza y la dignidad, al cabo hasta ahora ese Consejo no ha sido otra cosa, más que una institución podrida, vandalizada, inútil, además de innecesaria.

Todavía me resisto a que la sociedad tengamos que agradecer las mentiras y las traiciones que se comenten en nuestro agravio sin ningún recato, mucho menos un acto de contrición, de arrepentimiento, de cometer actos criminales tan evidentes, tan burdos y deleznables, pues en las últimas reformas a la Constitución Local y a la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, cuando mando las iniciativas al Gobernador, a voz en cuello, presumía que su gobierno iba a ser diferentes pues se acabarían las cuotas de grupos o de partidos políticos, ya que se fijarían reglas muy estrictas que darían certeza a lo que nos prometían, pero cuanta desvergüenza, que además de lo ya comentado en el párrafo anterior, el Congreso del Estado, en plena sumisión y acatamiento al mandato de su pastor, con el mayor cinismo y valiéndose de la nocturnidad, como lo hace el ratero, para no encontrar oposición a su propósito, nombraron a una Consejera Ciudadana y un Consejero Ciudadano, que fueron de las más bajas calificaciones y que desde luego no pasaron los exámenes y que varias abogadas y abogados sí aprobaron con altas calificaciones y bastos currículo y sin tacha en los exámenes de control y confianza a que fueron sometidos, aparte del desgaste que les ocasionó la reunión de tantos requisitos absurdos que en la convocatoria se les exigió para poder competir, es imperdonable que la sociedad permanezcamos indiferentes a semejantes atropellos a la ley y a la dignidad de la sociedad jalisciense, por quienes dicen ser representantes populares, según la ley, además de ser nuestros empleados, ya que perciben un salario procedente del erario público y no de su capataz, pues el Gobernador también es nuestro empleado, que aunque nos ha pendejeado, hay que hacerle saber que no es cierto que los somos y que tampoco tiene la autorización de denostarnos, de igual forma hay que hacerle ver que el abandonar ya sea parcial o totalmente su responsabilidad como Ejecutivo, como lo ha manifestado al decir que cada quien, -ante la pandemia-, somos responsables de sí mismos, si sus asesores no les permite o no se atreven a decirle que la salud pública, hasta el último día de su mandato, es su responsabilidad y no abandonar las medidas, que cuando se adelantó a la cuarentena, se aplicaron a varias gentes, por no portar el cubre bocas, al grado de que fueron privadas de la libertad y de aplicárseles sanciones pecuniarias.

Al foro de abogados, académicos, postulantes, servidores públicos y sociedad en general, nos obliga exigir a las autoridades el cumplir y hacer cumplir las leyes, como un día al parecer banalmente dijeron, que cumplirían y harían cumplir la constitución y las leyes que de ella emanen, no se vale que sigamos siendo tolerantes, cuando hoy, desde la naturaleza nos obliga a ser diferentes para que se cumpla la protesta constitucional del servidor público y se dejen de campañas políticas para mejor ocasión, es deshonesto y reprobable el tolerarlo como el no cumplirlo.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

Como decía la Doña María Félix, en una de sus tantas películas: “cuando el arriero es malo, le echa la culpa a las bestias”, pero aquí ha demostrado el Gobernador, que es buen operador para manejar a su antojo y capricho el Congreso del Estado, como al Poder Judicial, -no se diga-, pero que repugnancia resulta ver, como los Diputados de esta Legislatura Local, son tan dúctiles a grado tal, que pasándose por el arco del triunfo los intereses de la sociedad Jalisciense, reformaron la Constitución Local del Estado, sin una motivación valida, sino por el simple capricho de acondicionarla al estatus de la ahora electa Consejera Juez, quien hoy sin pena alguna, sin ninguna legitimidad por trayectoria, talento, conocimiento, honradez, dignidad, ni vergüenza por si no se entendiera, además de haber aprobado los exámenes que se exigieron ni otros presupuestos más que se establecieron en la convocatoria para Consejeros del Consejo de la Caricatura, (Judicatura), del Poder Judicial del Estado, pero por $180,000.00 (ciento ochenta mil pesos m. n.) mensuales bien vale la pena perder la vergüenza y la dignidad, al cabo hasta ahora ese Consejo no ha sido otra cosa, más que una institución podrida, vandalizada, inútil, además de innecesaria.

Todavía me resisto a que la sociedad tengamos que agradecer las mentiras y las traiciones que se comenten en nuestro agravio sin ningún recato, mucho menos un acto de contrición, de arrepentimiento, de cometer actos criminales tan evidentes, tan burdos y deleznables, pues en las últimas reformas a la Constitución Local y a la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, cuando mando las iniciativas al Gobernador, a voz en cuello, presumía que su gobierno iba a ser diferentes pues se acabarían las cuotas de grupos o de partidos políticos, ya que se fijarían reglas muy estrictas que darían certeza a lo que nos prometían, pero cuanta desvergüenza, que además de lo ya comentado en el párrafo anterior, el Congreso del Estado, en plena sumisión y acatamiento al mandato de su pastor, con el mayor cinismo y valiéndose de la nocturnidad, como lo hace el ratero, para no encontrar oposición a su propósito, nombraron a una Consejera Ciudadana y un Consejero Ciudadano, que fueron de las más bajas calificaciones y que desde luego no pasaron los exámenes y que varias abogadas y abogados sí aprobaron con altas calificaciones y bastos currículo y sin tacha en los exámenes de control y confianza a que fueron sometidos, aparte del desgaste que les ocasionó la reunión de tantos requisitos absurdos que en la convocatoria se les exigió para poder competir, es imperdonable que la sociedad permanezcamos indiferentes a semejantes atropellos a la ley y a la dignidad de la sociedad jalisciense, por quienes dicen ser representantes populares, según la ley, además de ser nuestros empleados, ya que perciben un salario procedente del erario público y no de su capataz, pues el Gobernador también es nuestro empleado, que aunque nos ha pendejeado, hay que hacerle saber que no es cierto que los somos y que tampoco tiene la autorización de denostarnos, de igual forma hay que hacerle ver que el abandonar ya sea parcial o totalmente su responsabilidad como Ejecutivo, como lo ha manifestado al decir que cada quien, -ante la pandemia-, somos responsables de sí mismos, si sus asesores no les permite o no se atreven a decirle que la salud pública, hasta el último día de su mandato, es su responsabilidad y no abandonar las medidas, que cuando se adelantó a la cuarentena, se aplicaron a varias gentes, por no portar el cubre bocas, al grado de que fueron privadas de la libertad y de aplicárseles sanciones pecuniarias.

Al foro de abogados, académicos, postulantes, servidores públicos y sociedad en general, nos obliga exigir a las autoridades el cumplir y hacer cumplir las leyes, como un día al parecer banalmente dijeron, que cumplirían y harían cumplir la constitución y las leyes que de ella emanen, no se vale que sigamos siendo tolerantes, cuando hoy, desde la naturaleza nos obliga a ser diferentes para que se cumpla la protesta constitucional del servidor público y se dejen de campañas políticas para mejor ocasión, es deshonesto y reprobable el tolerarlo como el no cumplirlo.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com