/ jueves 22 de octubre de 2020

Covid y parques en Guadalajara

Actualmente conocemos los beneficios de la activación física como forma de prevenir enfermedades tan lacerantes como catastróficas en México. La diabetes, hipertensión arterial y la obesidad son tan sólo parte de los flagelos en los que nuestro país se encuentra entre los de mayor riesgo en el mundo.

No obstante, y conociendo la capacidad preventiva de la activación física o atenuante frente a enfermedades crónico degenerativas, incluido el cáncer, los mexicanos debemos aprovechar uno de los climas de mayor benevolencia al tener acceso a espacios verdes todo el año y aguas superficiales como pocos territorios en el mundo. Y en la ciudad de Guadalajara, principalmente, a zonas arboladas y parques sobrevivientes a la especulación y a la depredación por intereses económicos.

Por ello, y en medio de una pandemia interminable, resulta necesario restaurar la tradición de conservar nuestros parques y el arbolado distintivo del área metropolitana, en comparación con otras ciudades densamente pobladas y áridas en la República Mexicana.

El inventario de nuestros parques sobrevivientes de ese apetito inmobiliario, los podemos identificar claramente, por su tamaño y con la información publicada por INEGI:

Parque Metropolitano en la colonia la Estancia de Zapopan con 119 hectáreas.

Parque Oblatos, y único, en el más polucionado sector de la ciudad: el Libertad. Situado en el anillo Periférico y también con 119 hectáreas.

Bosque El Centinela en la avenida de las Cañadas en el fraccionamiento Bosques de San Isidro con 118 hectáreas.

El Parque de la Solidaridad Iberoamericana, ubicado en la confluencia de los dos sectores en el oriente de la ciudad mayormente deforestados entre Guadalajara y Tlaquepaque y las avenidas Patria Oriente y Gigantes en la zona de Tetlán, con 112 hectáreas.

Parque Huentitán al norte del municipio de Guadalajara entre los límites de Tonalá y Zapotlanejo en la zona Huentitán con 90 hectáreas.

Colomos Bosque, en la colonia Providencia sobre las avenidas Patria y Alberta con 70 hectáreas.

Con la anterior relación me refiero a los grandes parques urbanos que representan los principales pulmones de la megalópolis de Guadalajara pero a los cuales debemos agregar otros de menor tamaño de suma importancia, para las colonias y barrios, y generalmente para una densidad poblacional demandante del acceso a mantenimiento de esos espacios y áreas verdes, por ejemplo:

Parque Montenegro con 48 hectáreas, ubicado en el km 11 de la carretera a Chapala.

Cerro de la Reina, al norte del centro de la localidad de Tonalá y una extensión de 45 hectáreas.

Parque de la Liberación o DEAN en calzada Lázaro Cárdenas y la Calle 14 de la zona Cruz del Sur con 18.75 hectáreas de superficie. Y, por último;

El Parque Agua Azul, convertido luego del proceso de modernización de nuestra ciudad en el principal atractivo para la niñez desde los años 60´s. Aún se conserva como un pulmón del primer cuadro de la ciudad a pesar de las amenazas permanentes ante la presión urbana, con 16.8 hectáreas.

Vale la pena mencionar otros parques que, sin grandes extensiones, siguen siendo necesarios para la conservación de la vida útil de nuestra ciudad, como los parques Alcalde, Morelos, Ávila Camacho, González Gallo, Huentitán y el mirador Independencia. Todos, parte del sistema arbóreo que aún conserva nuestra ciudad y que deberíamos aprovechar para la práctica de la activación física tan importante en la salud pública y en medio de la pandemia del COVID-19.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com

Actualmente conocemos los beneficios de la activación física como forma de prevenir enfermedades tan lacerantes como catastróficas en México. La diabetes, hipertensión arterial y la obesidad son tan sólo parte de los flagelos en los que nuestro país se encuentra entre los de mayor riesgo en el mundo.

No obstante, y conociendo la capacidad preventiva de la activación física o atenuante frente a enfermedades crónico degenerativas, incluido el cáncer, los mexicanos debemos aprovechar uno de los climas de mayor benevolencia al tener acceso a espacios verdes todo el año y aguas superficiales como pocos territorios en el mundo. Y en la ciudad de Guadalajara, principalmente, a zonas arboladas y parques sobrevivientes a la especulación y a la depredación por intereses económicos.

Por ello, y en medio de una pandemia interminable, resulta necesario restaurar la tradición de conservar nuestros parques y el arbolado distintivo del área metropolitana, en comparación con otras ciudades densamente pobladas y áridas en la República Mexicana.

El inventario de nuestros parques sobrevivientes de ese apetito inmobiliario, los podemos identificar claramente, por su tamaño y con la información publicada por INEGI:

Parque Metropolitano en la colonia la Estancia de Zapopan con 119 hectáreas.

Parque Oblatos, y único, en el más polucionado sector de la ciudad: el Libertad. Situado en el anillo Periférico y también con 119 hectáreas.

Bosque El Centinela en la avenida de las Cañadas en el fraccionamiento Bosques de San Isidro con 118 hectáreas.

El Parque de la Solidaridad Iberoamericana, ubicado en la confluencia de los dos sectores en el oriente de la ciudad mayormente deforestados entre Guadalajara y Tlaquepaque y las avenidas Patria Oriente y Gigantes en la zona de Tetlán, con 112 hectáreas.

Parque Huentitán al norte del municipio de Guadalajara entre los límites de Tonalá y Zapotlanejo en la zona Huentitán con 90 hectáreas.

Colomos Bosque, en la colonia Providencia sobre las avenidas Patria y Alberta con 70 hectáreas.

Con la anterior relación me refiero a los grandes parques urbanos que representan los principales pulmones de la megalópolis de Guadalajara pero a los cuales debemos agregar otros de menor tamaño de suma importancia, para las colonias y barrios, y generalmente para una densidad poblacional demandante del acceso a mantenimiento de esos espacios y áreas verdes, por ejemplo:

Parque Montenegro con 48 hectáreas, ubicado en el km 11 de la carretera a Chapala.

Cerro de la Reina, al norte del centro de la localidad de Tonalá y una extensión de 45 hectáreas.

Parque de la Liberación o DEAN en calzada Lázaro Cárdenas y la Calle 14 de la zona Cruz del Sur con 18.75 hectáreas de superficie. Y, por último;

El Parque Agua Azul, convertido luego del proceso de modernización de nuestra ciudad en el principal atractivo para la niñez desde los años 60´s. Aún se conserva como un pulmón del primer cuadro de la ciudad a pesar de las amenazas permanentes ante la presión urbana, con 16.8 hectáreas.

Vale la pena mencionar otros parques que, sin grandes extensiones, siguen siendo necesarios para la conservación de la vida útil de nuestra ciudad, como los parques Alcalde, Morelos, Ávila Camacho, González Gallo, Huentitán y el mirador Independencia. Todos, parte del sistema arbóreo que aún conserva nuestra ciudad y que deberíamos aprovechar para la práctica de la activación física tan importante en la salud pública y en medio de la pandemia del COVID-19.

* Académico del CUAAD de la Universidad de Guadalajara

carlosm_orozco@hotmail.com