/ lunes 6 de junio de 2022

Coordinador del LID Laboratorio de Innovación Democrática


Con más de 200 mil asistencias, Guadalajara vivió nuevamente el Pride. Esta marcha conocida también como la “marcha del orgullo” había estado suspendida por motivos de pandemia y en esta edición superó por mucho los registros de años pasados. La marcha se realiza desde hace casi 30 años y tiene una larga historia, es la más antigua después de la de Ciudad de México y una de las más viejas incluso de América Latina. La organización de la comunidad diversa en aquellos años en nuestra ciudad especialmente fue impresionante porque si aún hoy en día persiste la discriminación, en aquellos años el clima era por mucho más hostil, pues era evidente la política de acoso y agresiones a la comunidad que sostenía el propio gobierno.

El año pasado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco publicó un Informe Especial titulado “Situación de los Derechos Humanos de la Población LGBTIQ+ en Jalisco 2021”, en el que reconoció que pese los últimos avances en la materia, es persistente el clima de persecución y desigualdad para la comunidad de la diversidad sexual. De acuerdo con la plataforma Visible (donde se registran incidentes de violencia y discriminación cometidos contra las personas LGBTQ+ en nuestro país) Jalisco se encuentra en la segunda posición con mayor número de agresiones a nivel nacional. En esta misma línea, hace dos años, Kaliopeo hizo el primer estudio con alcance estatal de la población LGBT+ en Jalisco y los resultados dejaban ver lo difícil de la situación: el 90% de la población diversa en Jalisco había experimentado algún tipo de discriminación, exclusión o maltrato.

Recordemos que hace unos meses que el Congreso de Jalisco aprobó una serie de reformas en materia de diversidad, incluyendo el matrimonio entre personas del mismo sexo y la prohibición de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (o ECOSGIG), conocidas también como terapias de conversión. Sin embargo, aún existe una gran deuda y grandes pendientes que es necesario atender porque la discriminación y exclusión que vive la comunidad diversa es cotidiana y porque si bien hemos avanzado en el papel para tener un Jalisco de iguales, sustantivamente aún falta un buen tramo por caminar.

Por lo pronto, celebro que la marcha del sábado haya sido tan cuantiosa, tan visible, que haya permitido el encuentro y la reapropiación de la calle y el espacio público, y que haya quedado claro que exigimos todos los derechos para todas las personas, porque no podemos conformarnos con menos.


Con más de 200 mil asistencias, Guadalajara vivió nuevamente el Pride. Esta marcha conocida también como la “marcha del orgullo” había estado suspendida por motivos de pandemia y en esta edición superó por mucho los registros de años pasados. La marcha se realiza desde hace casi 30 años y tiene una larga historia, es la más antigua después de la de Ciudad de México y una de las más viejas incluso de América Latina. La organización de la comunidad diversa en aquellos años en nuestra ciudad especialmente fue impresionante porque si aún hoy en día persiste la discriminación, en aquellos años el clima era por mucho más hostil, pues era evidente la política de acoso y agresiones a la comunidad que sostenía el propio gobierno.

El año pasado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco publicó un Informe Especial titulado “Situación de los Derechos Humanos de la Población LGBTIQ+ en Jalisco 2021”, en el que reconoció que pese los últimos avances en la materia, es persistente el clima de persecución y desigualdad para la comunidad de la diversidad sexual. De acuerdo con la plataforma Visible (donde se registran incidentes de violencia y discriminación cometidos contra las personas LGBTQ+ en nuestro país) Jalisco se encuentra en la segunda posición con mayor número de agresiones a nivel nacional. En esta misma línea, hace dos años, Kaliopeo hizo el primer estudio con alcance estatal de la población LGBT+ en Jalisco y los resultados dejaban ver lo difícil de la situación: el 90% de la población diversa en Jalisco había experimentado algún tipo de discriminación, exclusión o maltrato.

Recordemos que hace unos meses que el Congreso de Jalisco aprobó una serie de reformas en materia de diversidad, incluyendo el matrimonio entre personas del mismo sexo y la prohibición de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (o ECOSGIG), conocidas también como terapias de conversión. Sin embargo, aún existe una gran deuda y grandes pendientes que es necesario atender porque la discriminación y exclusión que vive la comunidad diversa es cotidiana y porque si bien hemos avanzado en el papel para tener un Jalisco de iguales, sustantivamente aún falta un buen tramo por caminar.

Por lo pronto, celebro que la marcha del sábado haya sido tan cuantiosa, tan visible, que haya permitido el encuentro y la reapropiación de la calle y el espacio público, y que haya quedado claro que exigimos todos los derechos para todas las personas, porque no podemos conformarnos con menos.