/ sábado 17 de noviembre de 2018

Construyamos nuestra casa común Guadalajara

Nuestra ciudad es un espacio en donde nos desarrollamos en la vida en común. En Laudato Si, la encíclica del papa Francisco donde nos llama a cuidar del entorno y voltear a la ecología para ello, encontramos el concepto de la “casa común”. Nuestra ciudad es, entonces, el lugar de encuentro o desencuentro en donde podemos mirar a los demás para poder construir espacios de convivencia y paz que comiencen por la corresponsabilidad cívica. Eso es la casa común para mí.

Durante mucho tiempo y más aún ahora, los mexicanos y los tapatíos hemos visto muchos ejercicios de simulación democrática. Nuestra ciudad antes se gobernaba a corto plazo, pero con discursos faraónicos acerca del “futuro” y se llamaba a la población a participar solamente mirando las decisiones de Gobierno y aplaudiéndolas.


“El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”. -Wayne W. Dyer


Hoy, desde Guadalajara y en toda la Zona Metropolitana, la visión de construcción de ciudad mediante la participación y la convivencia pacífica encuentran una ventana de posibilidad. Esa ventana puede ser por donde entre aire fresco, oxígeno bien necesitado en este tiempo de consultas a modo y de falta de coordinación a los más altos niveles federales del nuevo Gobierno electo.

Repoblar a Guadalajara para que sea algo más que un imán de especulación inmobiliaria es fundamental. Barrios de gran tradición en nuestro municipio están sedientos de ser revitalizados, pero no solamente desde el lado económico. Demasiadas veces, hemos creído que el crecimiento por sí solo traerá armonía. La visión compartida de sus habitantes muchas veces nos ha dicho lo contrario. Es por ello por lo que, para poder construir un crecimiento pacífico, tener un Gobierno de proximidad con la gente que habita estos lugares de Guadalajara es un requisito, ya no un gesto de “buena voluntad” como antaño se pensaba en la vieja escuela de la política.

Donde sí se necesita buena voluntad es en el trabajo de corresponsabilidad entre ciudadanía e instituciones. Todos los días que platico con vecinos y personas a mi alrededor, me doy cuenta de que esta ficción de que “nadie quiere hacer nada por el entorno o por los demás” es la salida fácil al plantear nuestros problemas. Una manera mucho más realista, es saber que para que podamos caminar a una metrópoli en la que municipios vecinos se respeten, convivan, den servicios básicos y garantías de vida plena a sus habitantes, es que las instituciones cooperen para ello. Tenemos una ciudad dispersa y hay que solucionarlo. Con instituciones dispersas no lo lograremos. Por ello, quienes estamos en el servicio público debemos de estar a la altura de ello. Nos convoco a hacerlo, junto con la gente de la gran ciudad metropolitana de Guadalajara.


*Secretario general, PAN Guadalajara.

Nuestra ciudad es un espacio en donde nos desarrollamos en la vida en común. En Laudato Si, la encíclica del papa Francisco donde nos llama a cuidar del entorno y voltear a la ecología para ello, encontramos el concepto de la “casa común”. Nuestra ciudad es, entonces, el lugar de encuentro o desencuentro en donde podemos mirar a los demás para poder construir espacios de convivencia y paz que comiencen por la corresponsabilidad cívica. Eso es la casa común para mí.

Durante mucho tiempo y más aún ahora, los mexicanos y los tapatíos hemos visto muchos ejercicios de simulación democrática. Nuestra ciudad antes se gobernaba a corto plazo, pero con discursos faraónicos acerca del “futuro” y se llamaba a la población a participar solamente mirando las decisiones de Gobierno y aplaudiéndolas.


“El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”. -Wayne W. Dyer


Hoy, desde Guadalajara y en toda la Zona Metropolitana, la visión de construcción de ciudad mediante la participación y la convivencia pacífica encuentran una ventana de posibilidad. Esa ventana puede ser por donde entre aire fresco, oxígeno bien necesitado en este tiempo de consultas a modo y de falta de coordinación a los más altos niveles federales del nuevo Gobierno electo.

Repoblar a Guadalajara para que sea algo más que un imán de especulación inmobiliaria es fundamental. Barrios de gran tradición en nuestro municipio están sedientos de ser revitalizados, pero no solamente desde el lado económico. Demasiadas veces, hemos creído que el crecimiento por sí solo traerá armonía. La visión compartida de sus habitantes muchas veces nos ha dicho lo contrario. Es por ello por lo que, para poder construir un crecimiento pacífico, tener un Gobierno de proximidad con la gente que habita estos lugares de Guadalajara es un requisito, ya no un gesto de “buena voluntad” como antaño se pensaba en la vieja escuela de la política.

Donde sí se necesita buena voluntad es en el trabajo de corresponsabilidad entre ciudadanía e instituciones. Todos los días que platico con vecinos y personas a mi alrededor, me doy cuenta de que esta ficción de que “nadie quiere hacer nada por el entorno o por los demás” es la salida fácil al plantear nuestros problemas. Una manera mucho más realista, es saber que para que podamos caminar a una metrópoli en la que municipios vecinos se respeten, convivan, den servicios básicos y garantías de vida plena a sus habitantes, es que las instituciones cooperen para ello. Tenemos una ciudad dispersa y hay que solucionarlo. Con instituciones dispersas no lo lograremos. Por ello, quienes estamos en el servicio público debemos de estar a la altura de ello. Nos convoco a hacerlo, junto con la gente de la gran ciudad metropolitana de Guadalajara.


*Secretario general, PAN Guadalajara.