/ domingo 12 de enero de 2020

Consejeros, a un lado sus intereses

El Consejo de la Judicatura, -que bueno sería que dejara de existir, pero mientras hay que exigirles y vigilar su desempeño-, hoy que está en puerta la ratificación de doce jueces, se debe cuidar con toda pulcritud el resultado del porqué si y por qué no fueron ratificados unos y otros no, lo cual debe ser profundamente fundado y motivado, esto es, que su ejercicio en los últimos cuatro años que tuvieron la oportunidad de desempeñarse como tales, haya sido eficiente, totalmente honesto, eficaz, oportuno, con el más alto sentido profesional y total autonomía, sin tributo ni dependencia en favor de quien o quienes los llevó al cargo.

Porque es un secreto a voces el cómo los Consejeros manipulan desde los nombramientos, las adscripciones, las quejas, el turno de las demandas, esto último ha sido lo más rentable ya que de acuerdo al monto, -según se dice en el foro-, es la tarifa para turnarse al juzgado de interés del actor en el juicio que se pretende iniciar con la demanda y que desde luego ya sea por el interés del consejero encargado de la oficialía de partes de los juicios en particular en materia familiar, civil y mercantil, ya que al parecer en la materia penal de acuerdo al sistema penal acusatorio, por razón de plazos o términos ya no les es tan fácil manipular la remisión de los asuntos más cuantiosos a sus jueces que apadrinaban en el sistema inquisitivo, donde solo algunos jueces conocían de los asuntos de importancia que pudieran generar dividendos, que desde luego resulta imposible demostrar, dado lo inútil que ha resultado el delito de cohecho en el código penal del estado, toda vez que establece sanciones tanto para el que da como para el que recibe, que el que da no lo haría si no existiera el pillo dispuesto a recibirlo, por lo que bueno sería solo se castigara al receptor, estoy seguro que nadie está dispuesto a sacrificar uno de sus brazos por ver sacrificar el de otro.

Retomando el tema, de lo deseable que deben hacer los Consejeros para ratificar o no a los jueces que ahora están próximos a ser ratificados, que además de observar lo comentado en líneas precedentes, deben tomar en cuenta la cantidad de sentencias, la calidad de sus sentencias y la cantidad de amparos concedidos contra las sentencias que emitieron durante los últimos cuatro años en el desempeño de tan honroso cargo de juez, que es una atribución sublime que los mortales nos hemos dado en busca de la armonía, la superación, el bienestar, la paz, que solo la justicia la hace posible.

Esos pasivos y complacientes colegios que no quisiera decir que por cobardía o comodidad no se atreven a exigir la designación y ratificación de gentes que no reúnan el perfil únicamente con detentar el título de abogado, sino de ser gentes honestas, capaces, responsables, eficientes y dignas de tan honroso cargo ya que tampoco quisiera aceptar o reconocer que no se hace, porque estamos inmersos en la misma ola de la corrupción, de la deshonestidad, de la cobardía, de la incongruencia, en muchos casos de la ignorancia y la complicidad que redunda en perjuicio de las partes, de los mismos postulantes y de la sociedad en general.

Es hora de que los colegios y quienes los integramos hagamos lo propio y no solo lamentarnos a escondidas, incumpliendo con los estatutos y con la sociedad.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com

El Consejo de la Judicatura, -que bueno sería que dejara de existir, pero mientras hay que exigirles y vigilar su desempeño-, hoy que está en puerta la ratificación de doce jueces, se debe cuidar con toda pulcritud el resultado del porqué si y por qué no fueron ratificados unos y otros no, lo cual debe ser profundamente fundado y motivado, esto es, que su ejercicio en los últimos cuatro años que tuvieron la oportunidad de desempeñarse como tales, haya sido eficiente, totalmente honesto, eficaz, oportuno, con el más alto sentido profesional y total autonomía, sin tributo ni dependencia en favor de quien o quienes los llevó al cargo.

Porque es un secreto a voces el cómo los Consejeros manipulan desde los nombramientos, las adscripciones, las quejas, el turno de las demandas, esto último ha sido lo más rentable ya que de acuerdo al monto, -según se dice en el foro-, es la tarifa para turnarse al juzgado de interés del actor en el juicio que se pretende iniciar con la demanda y que desde luego ya sea por el interés del consejero encargado de la oficialía de partes de los juicios en particular en materia familiar, civil y mercantil, ya que al parecer en la materia penal de acuerdo al sistema penal acusatorio, por razón de plazos o términos ya no les es tan fácil manipular la remisión de los asuntos más cuantiosos a sus jueces que apadrinaban en el sistema inquisitivo, donde solo algunos jueces conocían de los asuntos de importancia que pudieran generar dividendos, que desde luego resulta imposible demostrar, dado lo inútil que ha resultado el delito de cohecho en el código penal del estado, toda vez que establece sanciones tanto para el que da como para el que recibe, que el que da no lo haría si no existiera el pillo dispuesto a recibirlo, por lo que bueno sería solo se castigara al receptor, estoy seguro que nadie está dispuesto a sacrificar uno de sus brazos por ver sacrificar el de otro.

Retomando el tema, de lo deseable que deben hacer los Consejeros para ratificar o no a los jueces que ahora están próximos a ser ratificados, que además de observar lo comentado en líneas precedentes, deben tomar en cuenta la cantidad de sentencias, la calidad de sus sentencias y la cantidad de amparos concedidos contra las sentencias que emitieron durante los últimos cuatro años en el desempeño de tan honroso cargo de juez, que es una atribución sublime que los mortales nos hemos dado en busca de la armonía, la superación, el bienestar, la paz, que solo la justicia la hace posible.

Esos pasivos y complacientes colegios que no quisiera decir que por cobardía o comodidad no se atreven a exigir la designación y ratificación de gentes que no reúnan el perfil únicamente con detentar el título de abogado, sino de ser gentes honestas, capaces, responsables, eficientes y dignas de tan honroso cargo ya que tampoco quisiera aceptar o reconocer que no se hace, porque estamos inmersos en la misma ola de la corrupción, de la deshonestidad, de la cobardía, de la incongruencia, en muchos casos de la ignorancia y la complicidad que redunda en perjuicio de las partes, de los mismos postulantes y de la sociedad en general.

Es hora de que los colegios y quienes los integramos hagamos lo propio y no solo lamentarnos a escondidas, incumpliendo con los estatutos y con la sociedad.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com