/ domingo 30 de septiembre de 2018

Ciclistas: víctimas otra vez

Ser ciclista llevó a mis vecinos de los años sesenta a superar el estigma del fracaso.

No obstante, se mantiene como el sueño de muchos niños el tener su primera bicicleta, en una ciudad que llegó a ser ideal para transportarse en el invento más eficiente e ingenioso de la Revolución Industrial y que poco ha cambiado para continuar exitosamente otorgando la posibilidad de trasladarse a cualquier parte en esta superficie relativamente plana y con pocos extremos en su clima, como lo es, a pesar de los encharcamientos el AMG.

También fue distintivo de aquellos años, de modernidad comercial en nuestra ciudad, la fábrica de bicicletas más grande de América Latina. Bicicletas Cóndor era bien identificada en nuestra ciudad incluso como referencia urbana al encontrarse en el camino a San Pedro Tlaquepaque. Durante décadas esta fábrica surtió a millones de mexicanos, sobre todo trabajadores, de lo que hoy se ha redescubierto como el mejor artilugio del futuro para el transporte individual de la mayoría de los habitantes de una ciudad que reclama volver a ser “amable” pero sobre todo, transitable.

De esa vocación histórica tomó la Ciudad de México la excelente idea de impulsar el uso del velocípedo con prioridad y seguridad en sus atestadas arterias capitalinas. Y poco a poco lo está logrando pero con una característica similar a la de otras ciudades mexicanas como Guadalajara, es decir, la nefasta inseguridad que también convierte a la bicicleta en el instrumento más eficiente para los grupúsculos que delinquen a baja escala, pero cotidianamente en contra de muchos ciudadanos confiados y colaboradores con su ciudad, a quienes suelo llamar héroes urbanos, al atreverse a usar la bicicleta, no obstante los accidentes fatales debajo de las ruedas de cualquier criminal con licencia de conductor.

Sin embargo, en lugar de recibir un reconocimiento por poner en riesgo su integridad física a favor de la ciudad, ahora aparece una revictimización del ciclista al darse a conocer el robo creciente de bicicletas en un número que ha ido en crecimiento hasta llegar a los 727 casos en los últimos tres años en todo el estado, con la suposición de un número mayor al saber el ciudadano víctima, que la impunidad será otra característica probable, al decidir mejor no perder tiempo al denunciarlo.

Pero es preocupante que sean estas las ciudades más necesitadas de ciclistas, las que registran el mayor número de víctimas de robo a ese medio de transporte: Guadalajara, seguida por Puerto Vallarta, Tlajomulco y Ocotlán en ese orden.

Voltear hacia las ciudades exitosas en el uso de la bicicleta, no sería perder el tiempo, para aprender de naciones como Holanda y Canadá que ya cuenta con subterráneos exclusivos para ciclistas, para diseñar estrategias de promoción y ventajas del uso de la bicicleta, incluidos los incentivos comerciales o fiscales por ser usuario de este transporte restaurador del medio ambiente y una nueva cultura vial, al revisar las iniciativas que alguna vez se presentaron para registrar el uso de la bicicleta como un derecho a la protección prioritaria, aseguranza y recuperación en caso de robo, como está padeciendo hoy en nuestra Área Metropolitana de Guadalajara.

Académico del CUAAD, UdeG

carlosm_orozco@hotmail.com

Ser ciclista llevó a mis vecinos de los años sesenta a superar el estigma del fracaso.

No obstante, se mantiene como el sueño de muchos niños el tener su primera bicicleta, en una ciudad que llegó a ser ideal para transportarse en el invento más eficiente e ingenioso de la Revolución Industrial y que poco ha cambiado para continuar exitosamente otorgando la posibilidad de trasladarse a cualquier parte en esta superficie relativamente plana y con pocos extremos en su clima, como lo es, a pesar de los encharcamientos el AMG.

También fue distintivo de aquellos años, de modernidad comercial en nuestra ciudad, la fábrica de bicicletas más grande de América Latina. Bicicletas Cóndor era bien identificada en nuestra ciudad incluso como referencia urbana al encontrarse en el camino a San Pedro Tlaquepaque. Durante décadas esta fábrica surtió a millones de mexicanos, sobre todo trabajadores, de lo que hoy se ha redescubierto como el mejor artilugio del futuro para el transporte individual de la mayoría de los habitantes de una ciudad que reclama volver a ser “amable” pero sobre todo, transitable.

De esa vocación histórica tomó la Ciudad de México la excelente idea de impulsar el uso del velocípedo con prioridad y seguridad en sus atestadas arterias capitalinas. Y poco a poco lo está logrando pero con una característica similar a la de otras ciudades mexicanas como Guadalajara, es decir, la nefasta inseguridad que también convierte a la bicicleta en el instrumento más eficiente para los grupúsculos que delinquen a baja escala, pero cotidianamente en contra de muchos ciudadanos confiados y colaboradores con su ciudad, a quienes suelo llamar héroes urbanos, al atreverse a usar la bicicleta, no obstante los accidentes fatales debajo de las ruedas de cualquier criminal con licencia de conductor.

Sin embargo, en lugar de recibir un reconocimiento por poner en riesgo su integridad física a favor de la ciudad, ahora aparece una revictimización del ciclista al darse a conocer el robo creciente de bicicletas en un número que ha ido en crecimiento hasta llegar a los 727 casos en los últimos tres años en todo el estado, con la suposición de un número mayor al saber el ciudadano víctima, que la impunidad será otra característica probable, al decidir mejor no perder tiempo al denunciarlo.

Pero es preocupante que sean estas las ciudades más necesitadas de ciclistas, las que registran el mayor número de víctimas de robo a ese medio de transporte: Guadalajara, seguida por Puerto Vallarta, Tlajomulco y Ocotlán en ese orden.

Voltear hacia las ciudades exitosas en el uso de la bicicleta, no sería perder el tiempo, para aprender de naciones como Holanda y Canadá que ya cuenta con subterráneos exclusivos para ciclistas, para diseñar estrategias de promoción y ventajas del uso de la bicicleta, incluidos los incentivos comerciales o fiscales por ser usuario de este transporte restaurador del medio ambiente y una nueva cultura vial, al revisar las iniciativas que alguna vez se presentaron para registrar el uso de la bicicleta como un derecho a la protección prioritaria, aseguranza y recuperación en caso de robo, como está padeciendo hoy en nuestra Área Metropolitana de Guadalajara.

Académico del CUAAD, UdeG

carlosm_orozco@hotmail.com