/ jueves 5 de agosto de 2021

Carreteras siniestras

Acostumbrados a conocer reiteradamente de los accidentes fatales en las carreteras y autopistas de cuota de nuestro país, parece siniestro a su eventual repetición en carreteras y autopistas, y cada vez más cerca.

Ya resulta lamentable conocer el accidente en la caseta de cobro de la carretera Guadalajara – Tepic en Plan de Barrancas, cuando de pronto la pérdida de vidas humanas, en este caso una familia completa, acontece en la autopista de Guadalajara a la región de los Altos.

Todos accidentes perturbadores para quienes debemos transportarnos por esas fatales vías de comunicación, de regular y alta velocidad. Acontecimientos como aquel de Cuernavaca que cobró la vida de dos personas por la falla de un puente que se cayó luego de un socavón. Derrumbamientos, falta de peraltes, exceso de velocidad, fallas mecánicas del frenado de vehículos pesados o simplemente la inexistencia de señalética oportuna, han cobrado cientos, miles de vidas en las carreteras de nuestro país y la autoridad federal demagógicamente promete resolverlo. Como cuando el desaparecido Secretario de Comunicaciones y Transportes del periodo de Enrique Peña Nieto prometió a los cuatro vientos mayor vigilancia y nuevas normas para impedir la circulación en nuestras carreteras del transporte articulado con doble remolque, lo cual nunca sucedió.

Los siniestros con tracto camiones son tan comunes que cada vez se acercan más a las zonas densamente pobladas como sucedió hace poco con el choque de dos tracto camiones sobre el llamado “macro libramiento”, por cierto caro en su costo de peaje, a la altura del poblado San Miguel de Cuyutlán en el municipio jalisciense de Tlajomulco de Zúñiga donde murieron 4 personas.

En ese accidente en el que un vehículo de carga impactó a otro por la parte trasera, hubo la necesidad de rescatar cuerpos en un barranco de 60 metros de profundidad y al momento de concluir la sofocación de una de las cabinas, un oficial de la Unidad de Protección Civil de Jalisco, Oscar Gilberto Barragán declaró que “al momento se tienen verificadas dos personas en la parte baja del barranco donde está una de las cabinas y se presumen dos víctimas más que eran los operarios del otro tráiler” esa escena dantesca se ha repetido de manera insolente sin que ninguna autoridad federal tenga los arrestos y la fuerza jurídica y política para contener el interés utilitario de las empresas auto transportistas de carga a quienes nadie, ni el ejecutivo federal ni los poderes legislativos locales, han podido regular para evitar el incontenible número de accidentes carreteros con más vidas perdidas.

Si la retórica de las falsas promesas sólo se sustentan en las grandes utilidades hasta llegan a amagar que sin la aceptación de ese peligroso transporte en nuestras carreteras, tendríamos que aceptar un limitado abasto de mercancía para las regiones más pobladas, como en el Área Metropolitana de Guadalajara. Vaya chantaje.

Hacer mejores leyes, invertir crecientemente en infraestructura, aumentar el personal de vigilancia y tomar previsiones claras y asequibles en todos los niveles de gobierno, parece que no dan votos.

* Académico del CUAAD de la UdeG

Acostumbrados a conocer reiteradamente de los accidentes fatales en las carreteras y autopistas de cuota de nuestro país, parece siniestro a su eventual repetición en carreteras y autopistas, y cada vez más cerca.

Ya resulta lamentable conocer el accidente en la caseta de cobro de la carretera Guadalajara – Tepic en Plan de Barrancas, cuando de pronto la pérdida de vidas humanas, en este caso una familia completa, acontece en la autopista de Guadalajara a la región de los Altos.

Todos accidentes perturbadores para quienes debemos transportarnos por esas fatales vías de comunicación, de regular y alta velocidad. Acontecimientos como aquel de Cuernavaca que cobró la vida de dos personas por la falla de un puente que se cayó luego de un socavón. Derrumbamientos, falta de peraltes, exceso de velocidad, fallas mecánicas del frenado de vehículos pesados o simplemente la inexistencia de señalética oportuna, han cobrado cientos, miles de vidas en las carreteras de nuestro país y la autoridad federal demagógicamente promete resolverlo. Como cuando el desaparecido Secretario de Comunicaciones y Transportes del periodo de Enrique Peña Nieto prometió a los cuatro vientos mayor vigilancia y nuevas normas para impedir la circulación en nuestras carreteras del transporte articulado con doble remolque, lo cual nunca sucedió.

Los siniestros con tracto camiones son tan comunes que cada vez se acercan más a las zonas densamente pobladas como sucedió hace poco con el choque de dos tracto camiones sobre el llamado “macro libramiento”, por cierto caro en su costo de peaje, a la altura del poblado San Miguel de Cuyutlán en el municipio jalisciense de Tlajomulco de Zúñiga donde murieron 4 personas.

En ese accidente en el que un vehículo de carga impactó a otro por la parte trasera, hubo la necesidad de rescatar cuerpos en un barranco de 60 metros de profundidad y al momento de concluir la sofocación de una de las cabinas, un oficial de la Unidad de Protección Civil de Jalisco, Oscar Gilberto Barragán declaró que “al momento se tienen verificadas dos personas en la parte baja del barranco donde está una de las cabinas y se presumen dos víctimas más que eran los operarios del otro tráiler” esa escena dantesca se ha repetido de manera insolente sin que ninguna autoridad federal tenga los arrestos y la fuerza jurídica y política para contener el interés utilitario de las empresas auto transportistas de carga a quienes nadie, ni el ejecutivo federal ni los poderes legislativos locales, han podido regular para evitar el incontenible número de accidentes carreteros con más vidas perdidas.

Si la retórica de las falsas promesas sólo se sustentan en las grandes utilidades hasta llegan a amagar que sin la aceptación de ese peligroso transporte en nuestras carreteras, tendríamos que aceptar un limitado abasto de mercancía para las regiones más pobladas, como en el Área Metropolitana de Guadalajara. Vaya chantaje.

Hacer mejores leyes, invertir crecientemente en infraestructura, aumentar el personal de vigilancia y tomar previsiones claras y asequibles en todos los niveles de gobierno, parece que no dan votos.

* Académico del CUAAD de la UdeG