/ lunes 25 de octubre de 2021

Cáncer laboral

La palabra síndrome, se define como el conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad. El síndrome, desde el punto de vista de la Organización Mundial de la Salud (OMS), avala que por definición es conjunto de síntomas que definen o caracterizan a una enfermedad o a una condición que se manifiesta en un sujeto y que puede tener o no causas conocidas.

Este término, proviene del vocablo griego syndrome que significa "simultaneidad" se definió tradicionalmente como un estado patológico asociado a una serie de síntomas simultáneos, generalmente tres o más, la utilización de la palabra solía tener un carácter provisional, con la esperanza de que una vez confirmado ese estado, se remplazaría por un término más preciso, es una de las palabras más antiguas que con mayor frecuencia se ha utilizado y mal empleado en el vocabulario médico moderno.

Debido a la simultaneidad patológica que se caracteriza por series similares de síntomas etiológicamente no específicos, en este tipo de trastornos se mantuvo durante más de dos milenios, hasta mediados del siglo XX, cuando se amplió este concepto para incluir también todos los estados patológicos en forma específicos caracterizados por una sintomatología compleja, conllevando a que casi cualquier estado patológico puede calificarse ahora de síndrome.

En psicología existen algunos síndromes tan curiosos como poco frecuentes que pueden llegar a afectar al que los padece como a los que están en su entorno, solo a propósito de ilustración, mencionaré sólo dos y su referencia patológica.

El síndrome de Paris, solo lo padecen los turistas japoneses ya que al contemplar la ciudad de París entren en una especie de depresión. Es un síndrome muy reciente puesto que el psiquiatra Hiroaki Ota fue quien lo diagnosticó en el año 1986, concluyendo que es una especia de shock cultural, por la diferencia que encuentran en la realidad a como lo ven por medio de la comunicación o el cine.

El síndrome de Procusto se caracteriza por el rechazo a las personas que lo padecen, es decir, a la incapacidad para aceptar las virtudes de otros, las personas que lo padecen se distinguen por demostrar un miedo constante a ser superados, a no ser lo suficientemente buenos y a sufrir sentimientos de envidia.

Este síndrome puede resultar más evidente, especialmente en el sector empresarial por la competencia existente en el mercado y ser posible que otras personas más preparadas o con mejores capacidades, habilidades y destrezas, ocupen los mejores cargos; es aquí cuando aquel que se siente y es menos, intentará que la persona que sobresale no ocupe el cargo propuesto, minusvalorando sus aportaciones o ideas apropiándose de ellas ante sus superiores, desacreditando su labor emprendida.

Ahora bien, en algunos casos en los que la persona que se siente amenazada tiene poder para ello, puede llegar a no contratar o promover a las personas más eficientes sino a otras más dominables y que pueden suponer una menor amenaza, para la empresa en cuestión el síndrome de Procusto supone un perjuicio evidente, al no permitir la potenciación de las capacidades y de los recursos de la empresa y suponer una dificultad añadida a la hora de expandirse y gozar de éxito dificultando el trabajo en equipo, creando un clima laboral de tensión claramente perjudicial para la salud tanto de los sujetos implicados como a la institución que representan.

Finalmente, lo anterior, tomando en consideración que vivimos en una sociedad dinámica y que por ello se exige más a la persona tanto en lo laboral y académico, así como en otros aspectos vitales en los que se nos exige excelencia, eficiencia, proactividad etc. Y, por otro lado, se ejerce una desesperada presión hacía la uniformidad, resultando despreciado o criticado aquel que sobresale en algún talento o habilidad y, entonces, es blanco perfecto para el que padece este síndrome o enfermedad para quitarlo de en medio por el temor que siente de ser rebasado, tomando la iniciativa de ningunearlo, acosarlo laboralmente, tratando de bajarle la autoestima y humillarlo, entre otras acciones a tomar.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx

La palabra síndrome, se define como el conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad. El síndrome, desde el punto de vista de la Organización Mundial de la Salud (OMS), avala que por definición es conjunto de síntomas que definen o caracterizan a una enfermedad o a una condición que se manifiesta en un sujeto y que puede tener o no causas conocidas.

Este término, proviene del vocablo griego syndrome que significa "simultaneidad" se definió tradicionalmente como un estado patológico asociado a una serie de síntomas simultáneos, generalmente tres o más, la utilización de la palabra solía tener un carácter provisional, con la esperanza de que una vez confirmado ese estado, se remplazaría por un término más preciso, es una de las palabras más antiguas que con mayor frecuencia se ha utilizado y mal empleado en el vocabulario médico moderno.

Debido a la simultaneidad patológica que se caracteriza por series similares de síntomas etiológicamente no específicos, en este tipo de trastornos se mantuvo durante más de dos milenios, hasta mediados del siglo XX, cuando se amplió este concepto para incluir también todos los estados patológicos en forma específicos caracterizados por una sintomatología compleja, conllevando a que casi cualquier estado patológico puede calificarse ahora de síndrome.

En psicología existen algunos síndromes tan curiosos como poco frecuentes que pueden llegar a afectar al que los padece como a los que están en su entorno, solo a propósito de ilustración, mencionaré sólo dos y su referencia patológica.

El síndrome de Paris, solo lo padecen los turistas japoneses ya que al contemplar la ciudad de París entren en una especie de depresión. Es un síndrome muy reciente puesto que el psiquiatra Hiroaki Ota fue quien lo diagnosticó en el año 1986, concluyendo que es una especia de shock cultural, por la diferencia que encuentran en la realidad a como lo ven por medio de la comunicación o el cine.

El síndrome de Procusto se caracteriza por el rechazo a las personas que lo padecen, es decir, a la incapacidad para aceptar las virtudes de otros, las personas que lo padecen se distinguen por demostrar un miedo constante a ser superados, a no ser lo suficientemente buenos y a sufrir sentimientos de envidia.

Este síndrome puede resultar más evidente, especialmente en el sector empresarial por la competencia existente en el mercado y ser posible que otras personas más preparadas o con mejores capacidades, habilidades y destrezas, ocupen los mejores cargos; es aquí cuando aquel que se siente y es menos, intentará que la persona que sobresale no ocupe el cargo propuesto, minusvalorando sus aportaciones o ideas apropiándose de ellas ante sus superiores, desacreditando su labor emprendida.

Ahora bien, en algunos casos en los que la persona que se siente amenazada tiene poder para ello, puede llegar a no contratar o promover a las personas más eficientes sino a otras más dominables y que pueden suponer una menor amenaza, para la empresa en cuestión el síndrome de Procusto supone un perjuicio evidente, al no permitir la potenciación de las capacidades y de los recursos de la empresa y suponer una dificultad añadida a la hora de expandirse y gozar de éxito dificultando el trabajo en equipo, creando un clima laboral de tensión claramente perjudicial para la salud tanto de los sujetos implicados como a la institución que representan.

Finalmente, lo anterior, tomando en consideración que vivimos en una sociedad dinámica y que por ello se exige más a la persona tanto en lo laboral y académico, así como en otros aspectos vitales en los que se nos exige excelencia, eficiencia, proactividad etc. Y, por otro lado, se ejerce una desesperada presión hacía la uniformidad, resultando despreciado o criticado aquel que sobresale en algún talento o habilidad y, entonces, es blanco perfecto para el que padece este síndrome o enfermedad para quitarlo de en medio por el temor que siente de ser rebasado, tomando la iniciativa de ningunearlo, acosarlo laboralmente, tratando de bajarle la autoestima y humillarlo, entre otras acciones a tomar.

* Rector General del Centro Universitario Uteg.

joseroque@uteg.edu.mx