/ miércoles 27 de mayo de 2020

Cambios drásticos

El expresidente Álvaro Obregón Salido (1920/1924), con el apoyo de Plutarco Elías Calles Campuzano, sin querer dejar el poder logró que se reformaran las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones presidenciales de 1928, pero antes de tomar posesión, durante una comida en que se celebraba su victoria, fue asesinado el 17 de julio de ese mismo año por José de León Toral.

Como consecuencia del asesinato del presidente electo, el Congreso designó como presidente provisional a Emilio Portes Gil, fue entonces cuando Calles Campuzano, les propuso a los jefes políticos y militares la creación de un partido político que serviría para resolver sus diferencias y fomentar la unidad. Así nació, en 1929, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual José Refugio Gabriel Ortiz Rubio (1930/1932) fue una votación muy discutida contra José Vasconcelos Calderón, que era candidato independiente. En el año 1932 presentó su dimisión, siendo, hasta ahora, el último presidente mexicano en renunciar al cargo. Sin embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles llamado Jefe Máximo de la Revolución.

Plutarco Elías Calles Campuzano, nació en Guaymas, Sonora el 25 de septiembre en 1877 y murió en el Distrito Federal el 19 de octubre de 1945.

Siendo presidente (1924/1928) se enfrentó con los problemas del país resultantes de los anteriores movimientos sociales y políticos. Obligó a la alta oficialidad a revalidar su grado, modernizando y profesionalizando las fuerzas armadas. Promovió la legislación agraria, fundó los bancos ejidal y agrícola. Estableció escuelas rurales y mantuvo su funcionamiento. Destinó capital a la construcción de presas y nuevos caminos. Repartió más de 3 millones de hectáreas. Promulgó las leyes reglamentarias de los artículos 4 y 123 Constitucionales, tuteló la sindicalización; expidió la Ley General de Pensiones Civiles a favor de los empleados federales, respaldó al movimiento obrero mediante la Confederación Regional Obrera Mexicana y el Partido Laborista. También rechazó las presiones del gobierno estadounidense para modificar el numeral 27 de nuestro Pacto Federal que reivindicaba la propiedad originaria de la nación sobre sus tierras y aguas.

En 1926 promulgó la Ley Calles dando así inicio a la llamada Guerra Cristera. Con ella el gobierno comenzó a instigar a la Iglesia Católica a la que básicamente no se le reconocía personalidad jurídica propia y los actos de culto solo deberían ser en los templos. El clero católico realizó una campaña contra diversas normas legales, por lo que Calles expulsó a los sacerdotes extranjeros y cerró locales religiosos, provocando una respuesta violenta por parte de la jerarquía eclesiástica con el apoyo del papa Pío XI. La Guerra Cristera no acabó hasta 1929, en esta contienda lucharon los que se conocieron como cristeros que estaban en contra de las políticas de intolerancia religiosa promulgadas por el gobierno.

Este periodo dio inicio a la era institucional en la que él sería llamado Jefe Máximo de la Revolución, reconocido durante los periodos presidenciales de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, de aquí que se le llamó el Maximato como resultado de la intervención del expresidente en la vida institucional del país.

Finalmente, en 1934, se lanza como candidato a la presidencia al general Lázaro Cárdenas del Río. Con el llamado Plan Sexenal es elegido y Calles le impone a gente de su confianza en el gabinete. En 1936, Cárdenas expulsa del país a Calles y pide la renuncia de todos los callistas en su gobierno. Calles se asiló en San Diego California, pero volvió al país durante el mandato de Manuel Ávila Camacho, por cierto, el último presidente militar de México.

Respetable lector nuestra historia es grande y México más, ante los cambios drásticos en la política gracias por leerme.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx

El expresidente Álvaro Obregón Salido (1920/1924), con el apoyo de Plutarco Elías Calles Campuzano, sin querer dejar el poder logró que se reformaran las leyes que prohibían la reelección. Ganó las elecciones presidenciales de 1928, pero antes de tomar posesión, durante una comida en que se celebraba su victoria, fue asesinado el 17 de julio de ese mismo año por José de León Toral.

Como consecuencia del asesinato del presidente electo, el Congreso designó como presidente provisional a Emilio Portes Gil, fue entonces cuando Calles Campuzano, les propuso a los jefes políticos y militares la creación de un partido político que serviría para resolver sus diferencias y fomentar la unidad. Así nació, en 1929, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En las nuevas elecciones ganó el candidato del PNR, Pascual José Refugio Gabriel Ortiz Rubio (1930/1932) fue una votación muy discutida contra José Vasconcelos Calderón, que era candidato independiente. En el año 1932 presentó su dimisión, siendo, hasta ahora, el último presidente mexicano en renunciar al cargo. Sin embargo, el verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles llamado Jefe Máximo de la Revolución.

Plutarco Elías Calles Campuzano, nació en Guaymas, Sonora el 25 de septiembre en 1877 y murió en el Distrito Federal el 19 de octubre de 1945.

Siendo presidente (1924/1928) se enfrentó con los problemas del país resultantes de los anteriores movimientos sociales y políticos. Obligó a la alta oficialidad a revalidar su grado, modernizando y profesionalizando las fuerzas armadas. Promovió la legislación agraria, fundó los bancos ejidal y agrícola. Estableció escuelas rurales y mantuvo su funcionamiento. Destinó capital a la construcción de presas y nuevos caminos. Repartió más de 3 millones de hectáreas. Promulgó las leyes reglamentarias de los artículos 4 y 123 Constitucionales, tuteló la sindicalización; expidió la Ley General de Pensiones Civiles a favor de los empleados federales, respaldó al movimiento obrero mediante la Confederación Regional Obrera Mexicana y el Partido Laborista. También rechazó las presiones del gobierno estadounidense para modificar el numeral 27 de nuestro Pacto Federal que reivindicaba la propiedad originaria de la nación sobre sus tierras y aguas.

En 1926 promulgó la Ley Calles dando así inicio a la llamada Guerra Cristera. Con ella el gobierno comenzó a instigar a la Iglesia Católica a la que básicamente no se le reconocía personalidad jurídica propia y los actos de culto solo deberían ser en los templos. El clero católico realizó una campaña contra diversas normas legales, por lo que Calles expulsó a los sacerdotes extranjeros y cerró locales religiosos, provocando una respuesta violenta por parte de la jerarquía eclesiástica con el apoyo del papa Pío XI. La Guerra Cristera no acabó hasta 1929, en esta contienda lucharon los que se conocieron como cristeros que estaban en contra de las políticas de intolerancia religiosa promulgadas por el gobierno.

Este periodo dio inicio a la era institucional en la que él sería llamado Jefe Máximo de la Revolución, reconocido durante los periodos presidenciales de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, de aquí que se le llamó el Maximato como resultado de la intervención del expresidente en la vida institucional del país.

Finalmente, en 1934, se lanza como candidato a la presidencia al general Lázaro Cárdenas del Río. Con el llamado Plan Sexenal es elegido y Calles le impone a gente de su confianza en el gabinete. En 1936, Cárdenas expulsa del país a Calles y pide la renuncia de todos los callistas en su gobierno. Calles se asiló en San Diego California, pero volvió al país durante el mandato de Manuel Ávila Camacho, por cierto, el último presidente militar de México.

Respetable lector nuestra historia es grande y México más, ante los cambios drásticos en la política gracias por leerme.

* Rector General del Centro Universitario UTEG

joseroque@uteg.edu.mx