/ lunes 4 de febrero de 2019

Cada quien su juego

Reza una canción popular mexicana: “que cada quien atienda su juego”, del mismo modo las leyes mexicanas establecen que cada funcionario solamente a lo suyo, no más.

Esto se lo recuerdo al Presidente de la República, porque no obstante que permanentemente está invocando que su ejercicio y desempeño es apegado al estado de derecho que respeta y se somete, pero lamentablemente también dice cuestiones que no son de incumbencia y por tanto le son legalmente prohibidas el comentarlas, eso por un lado; por el otro ha mencionado que perdonará o hará una consulta para si se les enjuicia a ciertos presuntos delincuentes, tal es el caso como cuando habla de hechos delictuosos cometidos por servidores públicos, así como el consumado por el delincuente que no pertenece al servicio público o común, creo que indebidamente ha hecho alusión en el sentido de que algunos de los probables delincuentes no serán perseguidos para responder de los actos ilícitos cometidos, que dicho sea de paso, ahora en su administración se han exhibido públicamente y al parecer con pruebas plenas, como es la responsabilidad en que han incurrido servidores públicos de todas las tallas del gobierno federal y estatal, por acción o por omisión, conductas indudablemente ilícitas, como es en el caso del robo de los hidrocarburos, así como también en uno de los ilícitos igual o más grave al citado robo, como lo es el lavado de dinero, donde el SAT y varias de las instituciones de crédito de este país tienen una gran responsabilidad en el fortalecimiento de dichos criminales.

Es el caso que conforme la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como las leyes secundarias, a quien corresponde la atribución de condenar o absolver sin discursos ni justificaciones dentro de un procedimiento formalmente seguido, es al Poder Judicial, no pasa desapercibido de que el Ejecutivo pueda indultar, pero siempre y cuando se haya agotado un procedimiento jurisdiccional, no antes como lo ha mencionado nuestro actual Presidente y siguiendo los procedimientos constitucionalmente establecidos para ese efecto.

Ahora bien, quienes emitimos nuestro voto en favor del actual presidente, además de existir la prohibición legal para realizar actos que no son de su competencia, estoy seguro que al votar por él no le emitimos un cheque en blanco para manejar los poderes a su arbitrio de lo que él tanto ha criticado, por eso es que respetuosamente considere necesario hacer estos señalamientos, aunque los serviles asesores o auxiliares que lo acompañan, no se lo digan y, tal vez porque hay que reconocer que también es caprichudo y me canso ganso, como él lo dice, pero ya tendrá un buen amigo y asesor que algún día le diga que no es su facultad el condenar o absolver presuntos delincuentes ya que vivimos en un estado de derecho donde están definidas las facultades del Presidente de la República en funciones.

Sin dejar de reconocer que en estos dos últimos meses ha realizado acciones históricas que ya eran urgentes y necesarias, en particular contra los delincuentes de cuello blanco y del Poder Judicial de la Federación, encabezados por los Ministros, que han medrado sin recato con el erario y hago esta afirmación porque considero que el estado de cosas en particular la corrupción y la impunidad se debe a la ineficacia de esa institución tan costosa a los mexicanos y que al margen de la soberbia y arrogancia de su actitud como ministros de la Corte, que ministran una miserable justicia, pero de secretarios, ya que es innegable que son los que en este país, con la indicación de los superiores, orienta y resuelven los asuntos que caen en sus garras.

Señor Presidente, no puede erigirse en redentor de los pillos y malvados delincuentes que han atentado contra la Patria y el pueblo de México, que empieza a ver una luz en el camino al sobrevivir a unos opulentos funcionarios sin conciencia y sin espíritu patrio, que además de no cumplir con la sublime función de servir al pueblo mexicano, se han hartado de emplear en las instituciones a sus familiares que ni el más mínimo perfil tienen algunos de ellos, para desempeñarse en la función pública y que como desgraciadamente también sucede en el Poder Judicial, donde pocos son los brillantes intelectuales y muchos los jactanciosos y pobres en su honestidad y desempeño, que ya será tema en otra ocasión.

Esperemos que el Presidente también preste ojos y oídos a las situaciones profesionales y legales que comedidamente aquí se mencionan y siga la marcha del combate a la delincuencia, a la corrupción y a la impunidad que en particular, el que habla y una mayoría importante de mexicanos reconocemos los avances que se han tenido en estos temas y que de seguir así, en el marco constitucional, como usted lo dice señor Presidente, en menos de seis años este país será otro y distinguido en el contexto universal de ser un país de hombres y mujeres honorables y dignos de ser mexicanos.


*Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.


locb@hotmail.com

Reza una canción popular mexicana: “que cada quien atienda su juego”, del mismo modo las leyes mexicanas establecen que cada funcionario solamente a lo suyo, no más.

Esto se lo recuerdo al Presidente de la República, porque no obstante que permanentemente está invocando que su ejercicio y desempeño es apegado al estado de derecho que respeta y se somete, pero lamentablemente también dice cuestiones que no son de incumbencia y por tanto le son legalmente prohibidas el comentarlas, eso por un lado; por el otro ha mencionado que perdonará o hará una consulta para si se les enjuicia a ciertos presuntos delincuentes, tal es el caso como cuando habla de hechos delictuosos cometidos por servidores públicos, así como el consumado por el delincuente que no pertenece al servicio público o común, creo que indebidamente ha hecho alusión en el sentido de que algunos de los probables delincuentes no serán perseguidos para responder de los actos ilícitos cometidos, que dicho sea de paso, ahora en su administración se han exhibido públicamente y al parecer con pruebas plenas, como es la responsabilidad en que han incurrido servidores públicos de todas las tallas del gobierno federal y estatal, por acción o por omisión, conductas indudablemente ilícitas, como es en el caso del robo de los hidrocarburos, así como también en uno de los ilícitos igual o más grave al citado robo, como lo es el lavado de dinero, donde el SAT y varias de las instituciones de crédito de este país tienen una gran responsabilidad en el fortalecimiento de dichos criminales.

Es el caso que conforme la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como las leyes secundarias, a quien corresponde la atribución de condenar o absolver sin discursos ni justificaciones dentro de un procedimiento formalmente seguido, es al Poder Judicial, no pasa desapercibido de que el Ejecutivo pueda indultar, pero siempre y cuando se haya agotado un procedimiento jurisdiccional, no antes como lo ha mencionado nuestro actual Presidente y siguiendo los procedimientos constitucionalmente establecidos para ese efecto.

Ahora bien, quienes emitimos nuestro voto en favor del actual presidente, además de existir la prohibición legal para realizar actos que no son de su competencia, estoy seguro que al votar por él no le emitimos un cheque en blanco para manejar los poderes a su arbitrio de lo que él tanto ha criticado, por eso es que respetuosamente considere necesario hacer estos señalamientos, aunque los serviles asesores o auxiliares que lo acompañan, no se lo digan y, tal vez porque hay que reconocer que también es caprichudo y me canso ganso, como él lo dice, pero ya tendrá un buen amigo y asesor que algún día le diga que no es su facultad el condenar o absolver presuntos delincuentes ya que vivimos en un estado de derecho donde están definidas las facultades del Presidente de la República en funciones.

Sin dejar de reconocer que en estos dos últimos meses ha realizado acciones históricas que ya eran urgentes y necesarias, en particular contra los delincuentes de cuello blanco y del Poder Judicial de la Federación, encabezados por los Ministros, que han medrado sin recato con el erario y hago esta afirmación porque considero que el estado de cosas en particular la corrupción y la impunidad se debe a la ineficacia de esa institución tan costosa a los mexicanos y que al margen de la soberbia y arrogancia de su actitud como ministros de la Corte, que ministran una miserable justicia, pero de secretarios, ya que es innegable que son los que en este país, con la indicación de los superiores, orienta y resuelven los asuntos que caen en sus garras.

Señor Presidente, no puede erigirse en redentor de los pillos y malvados delincuentes que han atentado contra la Patria y el pueblo de México, que empieza a ver una luz en el camino al sobrevivir a unos opulentos funcionarios sin conciencia y sin espíritu patrio, que además de no cumplir con la sublime función de servir al pueblo mexicano, se han hartado de emplear en las instituciones a sus familiares que ni el más mínimo perfil tienen algunos de ellos, para desempeñarse en la función pública y que como desgraciadamente también sucede en el Poder Judicial, donde pocos son los brillantes intelectuales y muchos los jactanciosos y pobres en su honestidad y desempeño, que ya será tema en otra ocasión.

Esperemos que el Presidente también preste ojos y oídos a las situaciones profesionales y legales que comedidamente aquí se mencionan y siga la marcha del combate a la delincuencia, a la corrupción y a la impunidad que en particular, el que habla y una mayoría importante de mexicanos reconocemos los avances que se han tenido en estos temas y que de seguir así, en el marco constitucional, como usted lo dice señor Presidente, en menos de seis años este país será otro y distinguido en el contexto universal de ser un país de hombres y mujeres honorables y dignos de ser mexicanos.


*Profesor Investigador de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.


locb@hotmail.com