/ lunes 12 de agosto de 2019

Ayer, hoy ¿y mañana?

Álvaro Obregón Salido, fue presidente de México en el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 1920 y el 30 de noviembre de 1924, a este estadista se le atribuye, en gran medida, consolidar la paz nacional por haber acabado con la violencia revolucionaria que por una década lesionó a nuestro país.

También dentro de su mandato, uno de los aspectos relevantes que lo caracterizó, fue llevar a cabo la expropiación de latifundios y tierras ociosas en poder de los latifundistas y terratenientes, llevando así mediante un censo, la entrega de tierras en forma equitativa a los pequeños productores y campesinos, agrupados por el apoyo presidencial, surgieron la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), también en el campo educativo fue otro de sus aciertos.

Por cuestión de espacio, solo nombraré dos aciertos en la política exterior mexicana.

El general Álvaro Obregón Salido como presidente de México, recibió una carta de D.H. Dubrowsky, entonces representante de la Cruz Roja Rusa en América, en la que aquella organización humanitaria agradecía al gobierno de Obregón la ayuda brindada por el pueblo y gobierno mexicanos a las víctimas de la hambruna de la región del Volga que había sufrido de 1921 a 1923.

Ahora bien, es oportuno señalar que Estados Unidos de Norte América, aún no había reconocido al gobierno post-revolucionario de Obregón, tomando en consideración que el vecino del norte exigía una indemnización por las tierras y propiedades que hubiesen sido expropiadas a ciudadanos de ese país residentes en México y otros puntos más. Para el Ejecutivo Federal Mexicano era un asunto prioritario el reconocimiento de su gobierno por el país del norte porque así evitaba la constante amenaza de un conflicto armado con dicho país y le restaba fuerza a sus enemigos internos, quienes también buscaban el apoyo de los estadounidenses.

Así las cosas, el gobierno se comprometía a revisar los casos y pagar las indemnizaciones cuyo reclamo fuese procedente. En respuesta, los Estados Unidos reconocerían al gobierno de México, haciendo otras reclamaciones, bajo tres condiciones; a. Que se especificará en el contenido del artículo 27 constitucional la situación legal en la que quedaría la industria petrolera; b. reanudar el pago de la deuda externa suspendida durante el gobierno de Venustiano Carranza; c. pagar las compensaciones a los extranjeros, que por daños a sus personas o propiedades hayan sufrido durante la lucha revolucionaria. Es así como el 13 de agosto de 1923 ambos países firmaron los tratados de Bucareli, cumpliéndose casi en su totalidad las exigencias del país norte americano, no obstante, lo anterior, estos tratados no contaron con el apoyo del congreso de ninguno de las dos naciones por lo que no fueron reconocidos en gobiernos siguientes.

Lo arriba expresado es historia, hoy vemos que la misma vuelve a repetirse con el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), también conocido como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), este pacto comercial alcanzado el 30 de septiembre de 2018 se bautizó en inglés como United States-México-Canadá Agreement o USMCA ya que así lo ordenó el presidente de Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, que en aquel tiempo dijo que quería acabar con el nombre de TLCAN, pues consideraba tenía connotaciones muy negativas. Lo sobresaliente en este último acuerdo es que, México no salió, ya no digamos en forma pareja en relación a las peticiones y compromisos con los otros dos países involucrados, si no que sabemos se dio complacencia a peticiones en contra de nuestro país, basta solo con remitirnos al índice de este acuerdo de voluntades.

Apreciable lector, la historia está documentada; ayer se exigía a México que ruta seguir en su política económica interna; hoy no es la excepción y ¿mañana que pasará? después de noventa y seis años, usted tendrá la mejor opinión gracias por sus comentarios que me hace llegar.

* Rector General del Centro Universitario UTEG.

E. Mail joseroque@uteg.edu.mx


Álvaro Obregón Salido, fue presidente de México en el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 1920 y el 30 de noviembre de 1924, a este estadista se le atribuye, en gran medida, consolidar la paz nacional por haber acabado con la violencia revolucionaria que por una década lesionó a nuestro país.

También dentro de su mandato, uno de los aspectos relevantes que lo caracterizó, fue llevar a cabo la expropiación de latifundios y tierras ociosas en poder de los latifundistas y terratenientes, llevando así mediante un censo, la entrega de tierras en forma equitativa a los pequeños productores y campesinos, agrupados por el apoyo presidencial, surgieron la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), también en el campo educativo fue otro de sus aciertos.

Por cuestión de espacio, solo nombraré dos aciertos en la política exterior mexicana.

El general Álvaro Obregón Salido como presidente de México, recibió una carta de D.H. Dubrowsky, entonces representante de la Cruz Roja Rusa en América, en la que aquella organización humanitaria agradecía al gobierno de Obregón la ayuda brindada por el pueblo y gobierno mexicanos a las víctimas de la hambruna de la región del Volga que había sufrido de 1921 a 1923.

Ahora bien, es oportuno señalar que Estados Unidos de Norte América, aún no había reconocido al gobierno post-revolucionario de Obregón, tomando en consideración que el vecino del norte exigía una indemnización por las tierras y propiedades que hubiesen sido expropiadas a ciudadanos de ese país residentes en México y otros puntos más. Para el Ejecutivo Federal Mexicano era un asunto prioritario el reconocimiento de su gobierno por el país del norte porque así evitaba la constante amenaza de un conflicto armado con dicho país y le restaba fuerza a sus enemigos internos, quienes también buscaban el apoyo de los estadounidenses.

Así las cosas, el gobierno se comprometía a revisar los casos y pagar las indemnizaciones cuyo reclamo fuese procedente. En respuesta, los Estados Unidos reconocerían al gobierno de México, haciendo otras reclamaciones, bajo tres condiciones; a. Que se especificará en el contenido del artículo 27 constitucional la situación legal en la que quedaría la industria petrolera; b. reanudar el pago de la deuda externa suspendida durante el gobierno de Venustiano Carranza; c. pagar las compensaciones a los extranjeros, que por daños a sus personas o propiedades hayan sufrido durante la lucha revolucionaria. Es así como el 13 de agosto de 1923 ambos países firmaron los tratados de Bucareli, cumpliéndose casi en su totalidad las exigencias del país norte americano, no obstante, lo anterior, estos tratados no contaron con el apoyo del congreso de ninguno de las dos naciones por lo que no fueron reconocidos en gobiernos siguientes.

Lo arriba expresado es historia, hoy vemos que la misma vuelve a repetirse con el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), también conocido como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), este pacto comercial alcanzado el 30 de septiembre de 2018 se bautizó en inglés como United States-México-Canadá Agreement o USMCA ya que así lo ordenó el presidente de Estados Unidos de Norte América, Donald Trump, que en aquel tiempo dijo que quería acabar con el nombre de TLCAN, pues consideraba tenía connotaciones muy negativas. Lo sobresaliente en este último acuerdo es que, México no salió, ya no digamos en forma pareja en relación a las peticiones y compromisos con los otros dos países involucrados, si no que sabemos se dio complacencia a peticiones en contra de nuestro país, basta solo con remitirnos al índice de este acuerdo de voluntades.

Apreciable lector, la historia está documentada; ayer se exigía a México que ruta seguir en su política económica interna; hoy no es la excepción y ¿mañana que pasará? después de noventa y seis años, usted tendrá la mejor opinión gracias por sus comentarios que me hace llegar.

* Rector General del Centro Universitario UTEG.

E. Mail joseroque@uteg.edu.mx