/ lunes 5 de abril de 2021

Aplauso cerrado a la impunidad

Bendita sociedad la nuestra, situada en la impunidad que campea, dado los niveles en los que se presenta actualmente. A usted amable lector, le pudiera parecer exagerada mi expresión, pero por si acaso usted no está enterado, diariamente en nuestra zona metropolitana se cometen un promedio de cinco homicidios dolosos y del cien por ciento de los homicidios que se cometen, muy al margen del resto de los delitos, no puede ser cierto que éstos hayan disminuido, tal y como lo afirman nuestros gobernantes y nuestras autoridades.

Los delitos se cometen cualquier día y en cualquier hora, en nuestro domicilio particular, en la vía pública como transeúntes que somos, en nuestro vehículo, dentro de un establecimiento comercial, en nuestro patrimonio, etc. Lo cierto es que no hay lugar alguno en el que nos encontremos seguros.

Lo que sí es cierto y muy cierto es que, al ser víctimas de un delito, la mayoría de los ciudadanos, prefiere no denunciar la comisión de éstos, porque al margen del trato impropio con el que éste se encuentra cuando acude a la Fiscalía a presentar su denuncia, no sólo se enfrenta a un servicio deficiente, sino que además se enfrenta con realidades como lo son: áreas inadecuadas e improvisadas, servidores públicos hostiles, requisitos interminables e imposibles, pero lo más lamentable y desafortunado será que, el tiempo que todo ciudadano pierde en aquella dependencia, no conllevará resultado alguno favorable.

Hoy por hoy los delincuentes deben estar muy seguros y tranquilos de que no serán detenidos y mucho menos procesados, pues el área de seguridad, de la cual se dice que hay un coordinador, pero de quien ignoro si al menos en su casa sí lo vean o al menos tengan claro si él, dado su cargo de Coordinador General Estratégico de Seguridad, tiene alguna idea de lo que es la seguridad pública, puesto que la semana pasada, a partir del día primero de abril, fueron separados de su cargo, entre policías, ministerios públicos, actuarios y personal adscrito a diversas áreas de las dependencias encargadas de la seguridad pública, un aproximado de doscientos elementos, a quienes dolosamente tienen años contratándolos temporalmente; sin embargo, la tremenda corte de la nación que en la Constitución se le denomina la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sostenido que, es válido ese tipo de contratos temporales.

El despido masivo acaecido el pasado día treinta y uno de marzo, no obstante que una mayoría de esos elementos despedidos, tienen desempeñándose ya varios años en su función, situación que permite deducir que si habían permanecido ahí, fue porque demostraron tener capacidad para el cargo y que la plaza estaba vacante. No obstante lo anterior, es tanto el dolo del empleador que, esos mentados contratos temporales se suscriben con el afán de no crearles y respetarles derechos.

Habrá que esperar para saber si, ahora que la Fiscalía dio de baja a tantos elementos, se engrosarán las filas del crimen organizado, ese crimen que sí está bien organizado, ofrece ingresos muy por encima de los que ofrece la Fiscalía, pero en lo que no hay diferencia es, en los riesgos que también corre un elemento adscrito al área de seguridad.

Es inexplicable tanta indolencia de esta administración, ante la cual, los distintos sectores de la sociedad ricos, medios y pobres, guardan silencio sepulcral, no obstante de estar en riesgo nuestra propia vida y muy en particular me refiero al silencio de mi gremio, el de los abogados, pues la semana pasada por el rumbo de los reclusorios fue levantado un colega, a quien a los pocos días encontraron sin vida.

Los abogados de Jalisco debemos sacar de algún ancestro si, es que carecemos de ello, el honor, la casta, la dignidad y el valor civil para hacerle frente a esta situación caótica, dado que nuestro presente es trágico y ante tal estado de cosas, nuestro futuro no podrá ser mejor.

Habrá que pedirle a los diputados que están en funciones, supervisen las nóminas de las dependencias encargadas de la seguridad y así, confirmar que esos salarios que ya no se pagarán a los recién despedidos, no se consuman o vayan a dar a las campañas electorales que el día de ayer arrancaron en aras de elegir diputados federales, locales y munícipes.

Es verdaderamente penoso ser en el contexto nacional, uno de los estados ubicado en los primeros lugares del crimen organizado y también del no organizado, ese de cuello blanco, frente a lo que el presidente de la república en ese derroche de tiempo perdido todas las mañanas, afirma que los mexicanos somos felices. Qué poco respeto y desde luego, un nulo talento es el que caracteriza al ejecutivo federal y el estatal, pues éste último optó por irse de vacaciones, cuando ni siquiera hay agua en todas las casas de la zona metropolitana y ni qué decir de la inseguridad que reviste a nuestro estado, un tema que no ignora y que sería bueno lo atendiera de fondo, inclusive antes que el tema del transporte público, ese medio colectivo en el que se atraca a los usuarios con las tarjetas de prepago, de las que el usuario constantemente se queja, porque se le cobra más del importe correspondiente o para el caso en que se opte por efectivo, el sistema no entrega el cambio al usuario y no obstante lo anterior, este sistema al día de hoy, no ha sido auditado.

La lista de temas en los que el gobierno nos queda a deber es larga, temáticas además que sirven al gobierno en turno para hacerse de recursos de manera indebida, pues es bien sabido que, respecto a algunos de ellos, la administración pasada no alcanzó a administrarlos en su totalidad y que la presente administración ya está en todo su apogeo, emitiendo decretos desde el Congreso del Estado al margen de la ley.

Nos urge a los jaliscienses ser más solidarios, pero actuantes al mismo tiempo, dado que la solidaridad moral de poco o nada sirve, pues esa sólo encubre a la cobardía cómodamente.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara

Bendita sociedad la nuestra, situada en la impunidad que campea, dado los niveles en los que se presenta actualmente. A usted amable lector, le pudiera parecer exagerada mi expresión, pero por si acaso usted no está enterado, diariamente en nuestra zona metropolitana se cometen un promedio de cinco homicidios dolosos y del cien por ciento de los homicidios que se cometen, muy al margen del resto de los delitos, no puede ser cierto que éstos hayan disminuido, tal y como lo afirman nuestros gobernantes y nuestras autoridades.

Los delitos se cometen cualquier día y en cualquier hora, en nuestro domicilio particular, en la vía pública como transeúntes que somos, en nuestro vehículo, dentro de un establecimiento comercial, en nuestro patrimonio, etc. Lo cierto es que no hay lugar alguno en el que nos encontremos seguros.

Lo que sí es cierto y muy cierto es que, al ser víctimas de un delito, la mayoría de los ciudadanos, prefiere no denunciar la comisión de éstos, porque al margen del trato impropio con el que éste se encuentra cuando acude a la Fiscalía a presentar su denuncia, no sólo se enfrenta a un servicio deficiente, sino que además se enfrenta con realidades como lo son: áreas inadecuadas e improvisadas, servidores públicos hostiles, requisitos interminables e imposibles, pero lo más lamentable y desafortunado será que, el tiempo que todo ciudadano pierde en aquella dependencia, no conllevará resultado alguno favorable.

Hoy por hoy los delincuentes deben estar muy seguros y tranquilos de que no serán detenidos y mucho menos procesados, pues el área de seguridad, de la cual se dice que hay un coordinador, pero de quien ignoro si al menos en su casa sí lo vean o al menos tengan claro si él, dado su cargo de Coordinador General Estratégico de Seguridad, tiene alguna idea de lo que es la seguridad pública, puesto que la semana pasada, a partir del día primero de abril, fueron separados de su cargo, entre policías, ministerios públicos, actuarios y personal adscrito a diversas áreas de las dependencias encargadas de la seguridad pública, un aproximado de doscientos elementos, a quienes dolosamente tienen años contratándolos temporalmente; sin embargo, la tremenda corte de la nación que en la Constitución se le denomina la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha sostenido que, es válido ese tipo de contratos temporales.

El despido masivo acaecido el pasado día treinta y uno de marzo, no obstante que una mayoría de esos elementos despedidos, tienen desempeñándose ya varios años en su función, situación que permite deducir que si habían permanecido ahí, fue porque demostraron tener capacidad para el cargo y que la plaza estaba vacante. No obstante lo anterior, es tanto el dolo del empleador que, esos mentados contratos temporales se suscriben con el afán de no crearles y respetarles derechos.

Habrá que esperar para saber si, ahora que la Fiscalía dio de baja a tantos elementos, se engrosarán las filas del crimen organizado, ese crimen que sí está bien organizado, ofrece ingresos muy por encima de los que ofrece la Fiscalía, pero en lo que no hay diferencia es, en los riesgos que también corre un elemento adscrito al área de seguridad.

Es inexplicable tanta indolencia de esta administración, ante la cual, los distintos sectores de la sociedad ricos, medios y pobres, guardan silencio sepulcral, no obstante de estar en riesgo nuestra propia vida y muy en particular me refiero al silencio de mi gremio, el de los abogados, pues la semana pasada por el rumbo de los reclusorios fue levantado un colega, a quien a los pocos días encontraron sin vida.

Los abogados de Jalisco debemos sacar de algún ancestro si, es que carecemos de ello, el honor, la casta, la dignidad y el valor civil para hacerle frente a esta situación caótica, dado que nuestro presente es trágico y ante tal estado de cosas, nuestro futuro no podrá ser mejor.

Habrá que pedirle a los diputados que están en funciones, supervisen las nóminas de las dependencias encargadas de la seguridad y así, confirmar que esos salarios que ya no se pagarán a los recién despedidos, no se consuman o vayan a dar a las campañas electorales que el día de ayer arrancaron en aras de elegir diputados federales, locales y munícipes.

Es verdaderamente penoso ser en el contexto nacional, uno de los estados ubicado en los primeros lugares del crimen organizado y también del no organizado, ese de cuello blanco, frente a lo que el presidente de la república en ese derroche de tiempo perdido todas las mañanas, afirma que los mexicanos somos felices. Qué poco respeto y desde luego, un nulo talento es el que caracteriza al ejecutivo federal y el estatal, pues éste último optó por irse de vacaciones, cuando ni siquiera hay agua en todas las casas de la zona metropolitana y ni qué decir de la inseguridad que reviste a nuestro estado, un tema que no ignora y que sería bueno lo atendiera de fondo, inclusive antes que el tema del transporte público, ese medio colectivo en el que se atraca a los usuarios con las tarjetas de prepago, de las que el usuario constantemente se queja, porque se le cobra más del importe correspondiente o para el caso en que se opte por efectivo, el sistema no entrega el cambio al usuario y no obstante lo anterior, este sistema al día de hoy, no ha sido auditado.

La lista de temas en los que el gobierno nos queda a deber es larga, temáticas además que sirven al gobierno en turno para hacerse de recursos de manera indebida, pues es bien sabido que, respecto a algunos de ellos, la administración pasada no alcanzó a administrarlos en su totalidad y que la presente administración ya está en todo su apogeo, emitiendo decretos desde el Congreso del Estado al margen de la ley.

Nos urge a los jaliscienses ser más solidarios, pero actuantes al mismo tiempo, dado que la solidaridad moral de poco o nada sirve, pues esa sólo encubre a la cobardía cómodamente.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universidad de Guadalajara