/ domingo 2 de agosto de 2020

Águila o pato

Dicen los que saben que el pato es un animal escandaloso, ruidoso, lento, inactivo, tolerante, conformista y pasivo; el águila es un animal elegante, impresionante, imponente, solitario, veloz, que siempre busca el ascender a los niveles más altos que le es posible, se elevan por encima del grupo, haciendo los esfuerzos que le exija o le requiera el propósito, pero siempre en pie de lucha y enfrentando la adversidad del tiempo y las circunstancias, es decir, los fuertes vientos y la escases de alimentos o recursos de subsistencia, siempre en busca de satisfacer sus propósitos, con miras muy altas, se caracteriza por ser una ave superior a todas las demás, a diferencia de un pato, conformista, quejoso, escandaloso, mediocre e inútil.

Me viene a la memoria esta reflexión, del Dr. Dyer, porque en este espacio que he tenido durante varios años, para expresar mis ideas, mis propósitos y debo reconocer por sobre todo, mis constantes quejas, por el hacer y no hacer, como marca la ley, las autoridades a quienes el soberano, según el texto de la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos, así reconoce al pueblo y que la misma Suprema Corte, distorsionando la literalidad de dicha Carta Magna, le reconoce y le otorga la soberanía a quienes el pueblo les ha encomendado un servicio para el mismo pueblo, no para sí, como desgraciadamente lo vemos en todos los niveles, en todas partes, de este hermoso y rico país, que la fortuna nos ha dado y que no obstante, tanto agravio del que ha sido objeto, su riqueza natural sobrevive y que en ese propósito de no ser un ave quejumbrosa, inútil y mediocre, al soberano le obliga el superar, castigar e impedir los excesos o deficiencias de quienes han tenido la oportunidad de ostentar un cargo público, que por modesto que éste sea, al momento de asumirlo, protestaron cumplir y hacer cumplir, tanto la propia Constitución como las leyes que de esta emanan.

Que en particular en nuestro Estado, dos poderes como lo son el Legislativo y el Judicial, flagrante e impunemente han dejado de observar dicha Constitución y las leyes emanadas de la misma, privilegiando otras circunstancias al margen de la legalidad, producto de procesos legislativos hechos a modo, donde esta Legislatura y el Poder Judicial, -que aunque ya están denunciados criminalmente y hasta la fecha no hay resultados de esta denuncia, que pudiera considerarse natural por el cumulo de denuncias o trabajo de la Fiscalía contra el combate a la corrupción-, han beneficiado u otorgado un cargo a personas incapaces y que no reunieron los requisitos indispensables establecidos por los emisores de la convocatoria, motivo por el cual, dichos funcionarios han sido denunciados, no obstante ello, siguen consintiendo lo ilegal, que desde luego, por esa sola circunstancia, en algún momento tendrá graves efectos negativos, tanto en la administración como en la procuración de justicia, por los naturales efectos de nulidad que produce la actuación de aquel funcionario que según la ley punitiva de Jalisco.

Cuando no se reúnen los requisitos de ley para desempeñar un cargo se hace acreedor a pena corporal y que la Ley de Servidores Públicos, también establece sanciones administrativas por el desempeño de quien no satisface los requisitos de ley; el mismo Código Penal, sanciona con pena corporal y pecuniaria a quien abusa de su autoridad para designar o nombrar a funcionarios que tienen la información puntual de esa circunstancia, respecto de los Consejeros, recientemente designados, lo cual se tipifica como el Abuso de Autoridad; que si es de poco o de nada su interés por remediar lo incorrecto, una sociedad de la que formamos parte, ambiciosa y deseosa de cada vez elevar su vuelo, como las águilas, no puede consentir ni callar semejantes latrocinios jurídicos que nos evidencian como unos patos lerdos, dentro y fuera de nuestro territorio, así como una sociedad en indudable y grave descomposición, que le augura un presente y futuro doloroso y costoso, debido a la anarquía que provocan tales actos, que de soberanía o soberanos no tienen nada, porque el mandatario es el soberano y no el mandante.

Confiamos en la calidad moral y profesional del Fiscal del combate a la corrupción, quien ha demostrado el valor civil suficiente para desempeñar ese cargo y como conocedor y sabedor del derecho –que si lo es-, sabrá soportar los embates de los políticos deshonestos, incongruentes y de mala fe.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com.

Dicen los que saben que el pato es un animal escandaloso, ruidoso, lento, inactivo, tolerante, conformista y pasivo; el águila es un animal elegante, impresionante, imponente, solitario, veloz, que siempre busca el ascender a los niveles más altos que le es posible, se elevan por encima del grupo, haciendo los esfuerzos que le exija o le requiera el propósito, pero siempre en pie de lucha y enfrentando la adversidad del tiempo y las circunstancias, es decir, los fuertes vientos y la escases de alimentos o recursos de subsistencia, siempre en busca de satisfacer sus propósitos, con miras muy altas, se caracteriza por ser una ave superior a todas las demás, a diferencia de un pato, conformista, quejoso, escandaloso, mediocre e inútil.

Me viene a la memoria esta reflexión, del Dr. Dyer, porque en este espacio que he tenido durante varios años, para expresar mis ideas, mis propósitos y debo reconocer por sobre todo, mis constantes quejas, por el hacer y no hacer, como marca la ley, las autoridades a quienes el soberano, según el texto de la Constitución Política de los Estados unidos Mexicanos, así reconoce al pueblo y que la misma Suprema Corte, distorsionando la literalidad de dicha Carta Magna, le reconoce y le otorga la soberanía a quienes el pueblo les ha encomendado un servicio para el mismo pueblo, no para sí, como desgraciadamente lo vemos en todos los niveles, en todas partes, de este hermoso y rico país, que la fortuna nos ha dado y que no obstante, tanto agravio del que ha sido objeto, su riqueza natural sobrevive y que en ese propósito de no ser un ave quejumbrosa, inútil y mediocre, al soberano le obliga el superar, castigar e impedir los excesos o deficiencias de quienes han tenido la oportunidad de ostentar un cargo público, que por modesto que éste sea, al momento de asumirlo, protestaron cumplir y hacer cumplir, tanto la propia Constitución como las leyes que de esta emanan.

Que en particular en nuestro Estado, dos poderes como lo son el Legislativo y el Judicial, flagrante e impunemente han dejado de observar dicha Constitución y las leyes emanadas de la misma, privilegiando otras circunstancias al margen de la legalidad, producto de procesos legislativos hechos a modo, donde esta Legislatura y el Poder Judicial, -que aunque ya están denunciados criminalmente y hasta la fecha no hay resultados de esta denuncia, que pudiera considerarse natural por el cumulo de denuncias o trabajo de la Fiscalía contra el combate a la corrupción-, han beneficiado u otorgado un cargo a personas incapaces y que no reunieron los requisitos indispensables establecidos por los emisores de la convocatoria, motivo por el cual, dichos funcionarios han sido denunciados, no obstante ello, siguen consintiendo lo ilegal, que desde luego, por esa sola circunstancia, en algún momento tendrá graves efectos negativos, tanto en la administración como en la procuración de justicia, por los naturales efectos de nulidad que produce la actuación de aquel funcionario que según la ley punitiva de Jalisco.

Cuando no se reúnen los requisitos de ley para desempeñar un cargo se hace acreedor a pena corporal y que la Ley de Servidores Públicos, también establece sanciones administrativas por el desempeño de quien no satisface los requisitos de ley; el mismo Código Penal, sanciona con pena corporal y pecuniaria a quien abusa de su autoridad para designar o nombrar a funcionarios que tienen la información puntual de esa circunstancia, respecto de los Consejeros, recientemente designados, lo cual se tipifica como el Abuso de Autoridad; que si es de poco o de nada su interés por remediar lo incorrecto, una sociedad de la que formamos parte, ambiciosa y deseosa de cada vez elevar su vuelo, como las águilas, no puede consentir ni callar semejantes latrocinios jurídicos que nos evidencian como unos patos lerdos, dentro y fuera de nuestro territorio, así como una sociedad en indudable y grave descomposición, que le augura un presente y futuro doloroso y costoso, debido a la anarquía que provocan tales actos, que de soberanía o soberanos no tienen nada, porque el mandatario es el soberano y no el mandante.

Confiamos en la calidad moral y profesional del Fiscal del combate a la corrupción, quien ha demostrado el valor civil suficiente para desempeñar ese cargo y como conocedor y sabedor del derecho –que si lo es-, sabrá soportar los embates de los políticos deshonestos, incongruentes y de mala fe.

* Director del Observatorio Académico de Justicia y Seguridad Publica de la División de Estudios Jurídicos de la UdeG.

locb15@hotmail.com.