/ jueves 21 de mayo de 2020

Acostumbrarse o morir en el intento

Tras la pandemia anuncian la llegada de la “Nueva Normalidad” algo que tuvo su historia cuando salíamos hace algunos años también del AH1-N1, y de la cual, la OMS señaló al igual que el COVID – 19 era un virus que llegó para quedarse.

Durante la etapa del confinamiento, Establecimientos esenciales que se mantenían abiertos, tuvieron que afrontar cambios importantes en sus operaciones, como instaurar filtros de medición de temperatura a clientes y proveedores, obligatoriedad en el uso de cubre bocas y el uso de Gel Antibacterial además de sanitizante. Los bancos optaron por reducir el ingreso a clientes y en algunos otros negocios la colocación de micas que separan a las personas para evitar contagios en sus módulos de atención.

Mientras tanto, el Covid 19 logró también hacer de la pandemia toda una industria, haciendo que se vendieran insumos de sanitización a precios muy por encima del mercado, pero necesarios ante el miedo, la precaución o la obligatoriedad, dependiendo.

Ahora, hay que acostumbrarnos a manejar los tiempos, no será igual una visita al Banco o a un restaurante, no debería ser igual el transporte público, pero en definitiva esa nueva realidad también nos mantiene en sana distancia, una situación que nos tiene fuera de si, cuando nos sabemos afectivos.

Acostumbrarnos a los viajes, al orden que se impone ya en los aeropuertos, en los aviones, en las centrales camioneras, incluso en los retenes de sanidad en las autopistas e ingresos, ver los rostros semi cubiertos, compartir las mismas charlas con los que creen y los que no creen en la existencia del virus; las Fake news alrededor de esto y la esperanza de que pronto una vacuna salve la jornada.

El regreso a clases, sea cual sea la fecha también será un fuerte encontronazo con esa nueva realidad, esa que también va a sugerir cambios conductuales y con el reforzamiento, seguramente de lo que hoy dominamos: lo virtual. Se pone a prueba la empresa con la que contratamos internet o se abre oportunidad para otras que pueden mejorar precio y servicio.

Ahora, la necesidad abrió nuevos frentes de comercio, la entrega a domicilio, la compra de enseres que se convertirán en el dia a dia y en parte de la decoración de la casa, del negocio, de la empresa: el dispensador de Gel, el tapete con cloro, las toallitas para el celular, los googles, los cubre bocas lavables y los desechables, la industria que colocó millones de pesos y generó miles de empleos en pocos días.

La nueva realidad en realidad viene también a traer un nuevo acomodo en lo cotidiano, durante este tiempo también aprendimos a dar pésames a la distancia tras el fallecimiento de amigos o familiares por distintas circunstancias, aprendimos a festejar via remota y también algunos aprendieron a vivir sin beber, cerveza por ejemplo.

La nueva realidad también puso a prueba a psicólogos y profesionales de la salud mental, se enfrentaron a padecimientos y comportamientos producto del confinamiento, convirtieron el diván en la terapia virtual, la de emergencia, la que se necesitaba antes de romper una relación o una familia.

La nueva realidad pues, vendrá con una sociedad, la que sobreviva y continúe llena de un gran reto: la costumbre de algo que ya vivimos y muchas veces no aceptamos.

Tras la pandemia anuncian la llegada de la “Nueva Normalidad” algo que tuvo su historia cuando salíamos hace algunos años también del AH1-N1, y de la cual, la OMS señaló al igual que el COVID – 19 era un virus que llegó para quedarse.

Durante la etapa del confinamiento, Establecimientos esenciales que se mantenían abiertos, tuvieron que afrontar cambios importantes en sus operaciones, como instaurar filtros de medición de temperatura a clientes y proveedores, obligatoriedad en el uso de cubre bocas y el uso de Gel Antibacterial además de sanitizante. Los bancos optaron por reducir el ingreso a clientes y en algunos otros negocios la colocación de micas que separan a las personas para evitar contagios en sus módulos de atención.

Mientras tanto, el Covid 19 logró también hacer de la pandemia toda una industria, haciendo que se vendieran insumos de sanitización a precios muy por encima del mercado, pero necesarios ante el miedo, la precaución o la obligatoriedad, dependiendo.

Ahora, hay que acostumbrarnos a manejar los tiempos, no será igual una visita al Banco o a un restaurante, no debería ser igual el transporte público, pero en definitiva esa nueva realidad también nos mantiene en sana distancia, una situación que nos tiene fuera de si, cuando nos sabemos afectivos.

Acostumbrarnos a los viajes, al orden que se impone ya en los aeropuertos, en los aviones, en las centrales camioneras, incluso en los retenes de sanidad en las autopistas e ingresos, ver los rostros semi cubiertos, compartir las mismas charlas con los que creen y los que no creen en la existencia del virus; las Fake news alrededor de esto y la esperanza de que pronto una vacuna salve la jornada.

El regreso a clases, sea cual sea la fecha también será un fuerte encontronazo con esa nueva realidad, esa que también va a sugerir cambios conductuales y con el reforzamiento, seguramente de lo que hoy dominamos: lo virtual. Se pone a prueba la empresa con la que contratamos internet o se abre oportunidad para otras que pueden mejorar precio y servicio.

Ahora, la necesidad abrió nuevos frentes de comercio, la entrega a domicilio, la compra de enseres que se convertirán en el dia a dia y en parte de la decoración de la casa, del negocio, de la empresa: el dispensador de Gel, el tapete con cloro, las toallitas para el celular, los googles, los cubre bocas lavables y los desechables, la industria que colocó millones de pesos y generó miles de empleos en pocos días.

La nueva realidad en realidad viene también a traer un nuevo acomodo en lo cotidiano, durante este tiempo también aprendimos a dar pésames a la distancia tras el fallecimiento de amigos o familiares por distintas circunstancias, aprendimos a festejar via remota y también algunos aprendieron a vivir sin beber, cerveza por ejemplo.

La nueva realidad también puso a prueba a psicólogos y profesionales de la salud mental, se enfrentaron a padecimientos y comportamientos producto del confinamiento, convirtieron el diván en la terapia virtual, la de emergencia, la que se necesitaba antes de romper una relación o una familia.

La nueva realidad pues, vendrá con una sociedad, la que sobreviva y continúe llena de un gran reto: la costumbre de algo que ya vivimos y muchas veces no aceptamos.