/ domingo 18 de agosto de 2019

Acción Nacional, ¿regresará la dignidad?

Óscar Ábrego

El Partido Acción Nacional en Jalisco se encuentra en un momento clave de su historia. Continúa con su actitud dócil de frente al Poder Ejecutivo, o levanta la mirada con dignidad y asume el rol que le corresponde como oposición durante este sexenio.

Claro que la decisión no es sencilla. Es muy sabido que el blanquiazul está sumido en una crisis de identidad. El conflicto entre las diversas expresiones internas y los acuerdos indecibles que algunos de sus liderazgos suscribieron con el movimiento naranja, impide concretar definiciones sólidas e independientes.

Sin embargo, a pesar de su penosa abyección, hoy el PAN cuenta con un poderoso argumento que abre la posibilidad para que su base doctrinaria tome un nuevo impulso: el ilógico e injusto encarcelamiento a uno de sus más notables miembros.

La detención de su exdirigente estatal, excoordinador de políticas públicas y exsecretario de Educación en tiempos de Emilio González Márquez, no debe ser tomado como un daño colateral. Se trata de una humillación pública llevada al más alto nivel. Así pues, si en verdad queda algo de honor en este partido, lo menos que podría esperarse es una reacción que corresponda al tamaño de la ignominia.

Ahora bien, seamos francos, no es cosa fácil. El alfarismo tiene en sus filas a operadores del panismo que están hundidos hasta el fondo del lodazal. Basta con mirar la conformación de las estructuras gubernamentales, para darse cuenta que los compromisos derivados de la elección pasada, terminaron por convertirse en un obstáculo difícil de sortear. De hecho, tenemos a la mano suficiente evidencia como para afirmar que en el Poder Legislativo, este instituto político se mantiene doblegado y obediente a las instrucciones de Casa Jalisco.

No obstante lo anterior, comenzamos a observar atisbos de que su líder, Pilar Pérez Chavira, desea abandonar la sumisión y el contubernio. Y es que con el respaldo de cinco mil firmas de ciudadanos, tramitó en tribunales federales un amparo colectivo en contra del incremento a las tarifas del transporte público, asunto que sí le duele a esta administración. Es cierto que estamos ante un intento tímido e insuficiente, aunque de cualquier modo hay que apreciar el hecho de que se hayan atrevido a respingarle a su actual patrón.

Es imposible predecir hasta dónde se atreverán a llegar los panistas honorables del Estado, pero por el bien democrático de nuestra entidad, ojalá que hayan dejado atrás la borrachera que culminó con una mentada de madre y que al final los sentó en la banca de los perdedores. Es decir, ya bebieron de la fuente del poder y conocen sus consecuencias. Saben también lo que es extraviarse en los oscuros caminos de la soberbia y atascarse de corrupción, de tal manera que no pueden alegar ignorancia sobre el reto que tienen por delante.

Así las cosas, hagamos votos para que en breve veamos otra vez a un Partido Acción Nacional erguido y dispuesto a honrar la memoria de sus fundadores.

Óscar Ábrego

El Partido Acción Nacional en Jalisco se encuentra en un momento clave de su historia. Continúa con su actitud dócil de frente al Poder Ejecutivo, o levanta la mirada con dignidad y asume el rol que le corresponde como oposición durante este sexenio.

Claro que la decisión no es sencilla. Es muy sabido que el blanquiazul está sumido en una crisis de identidad. El conflicto entre las diversas expresiones internas y los acuerdos indecibles que algunos de sus liderazgos suscribieron con el movimiento naranja, impide concretar definiciones sólidas e independientes.

Sin embargo, a pesar de su penosa abyección, hoy el PAN cuenta con un poderoso argumento que abre la posibilidad para que su base doctrinaria tome un nuevo impulso: el ilógico e injusto encarcelamiento a uno de sus más notables miembros.

La detención de su exdirigente estatal, excoordinador de políticas públicas y exsecretario de Educación en tiempos de Emilio González Márquez, no debe ser tomado como un daño colateral. Se trata de una humillación pública llevada al más alto nivel. Así pues, si en verdad queda algo de honor en este partido, lo menos que podría esperarse es una reacción que corresponda al tamaño de la ignominia.

Ahora bien, seamos francos, no es cosa fácil. El alfarismo tiene en sus filas a operadores del panismo que están hundidos hasta el fondo del lodazal. Basta con mirar la conformación de las estructuras gubernamentales, para darse cuenta que los compromisos derivados de la elección pasada, terminaron por convertirse en un obstáculo difícil de sortear. De hecho, tenemos a la mano suficiente evidencia como para afirmar que en el Poder Legislativo, este instituto político se mantiene doblegado y obediente a las instrucciones de Casa Jalisco.

No obstante lo anterior, comenzamos a observar atisbos de que su líder, Pilar Pérez Chavira, desea abandonar la sumisión y el contubernio. Y es que con el respaldo de cinco mil firmas de ciudadanos, tramitó en tribunales federales un amparo colectivo en contra del incremento a las tarifas del transporte público, asunto que sí le duele a esta administración. Es cierto que estamos ante un intento tímido e insuficiente, aunque de cualquier modo hay que apreciar el hecho de que se hayan atrevido a respingarle a su actual patrón.

Es imposible predecir hasta dónde se atreverán a llegar los panistas honorables del Estado, pero por el bien democrático de nuestra entidad, ojalá que hayan dejado atrás la borrachera que culminó con una mentada de madre y que al final los sentó en la banca de los perdedores. Es decir, ya bebieron de la fuente del poder y conocen sus consecuencias. Saben también lo que es extraviarse en los oscuros caminos de la soberbia y atascarse de corrupción, de tal manera que no pueden alegar ignorancia sobre el reto que tienen por delante.

Así las cosas, hagamos votos para que en breve veamos otra vez a un Partido Acción Nacional erguido y dispuesto a honrar la memoria de sus fundadores.