/ lunes 7 de diciembre de 2020

A medio año…

Justo estamos a medio año de nuestro encuentro con las urnas. El 6 de junio del 2021, que parecía muy lejos en el calendario, está a cosa de nada. Y lo único de lo que podemos tener certeza es que viviremos un proceso electoral jamás imaginado en el consciente colectivo. La pandemia, la crisis económica y las nuevas reglas, movieron todas las proyecciones previstas para la que será –sin duda- una de las jornadas más impredecibles de nuestra incipiente historia democrática.

Por supuesto que Jalisco no estará exento de tal experiencia. En el ambiente se percibe esa extraña sensación de que algo se movió pero que no podemos explicar con claridad. Es como si tratáramos de elaborar pronósticos basados en la incertidumbre, el rumor o los trascendidos. Incuso quienes se ostentan como opinantes profesionales en la materia política, carecen de elementos precisos y contundentes para asegurar quiénes obtendrán la victoria y quiénes serán los derrotados. Dicho de otra manera, los pitonisos que surgen en cada elección, hoy por hoy no tienen a la mano la bolita mágica que les permita predecir el futuro.

A seis meses de distancia sólo contamos con hechos y algunos elementos que acaso sirven para aventurarnos en el movedizo terreno de las suposiciones. Por ejemplo, todos los partidos enfrentarán serias dificultades para garantizar la paridad de género en los municipios de mayor densidad poblacional; Movimiento Ciudadano, ante el tremendo desencanto de la gente, perdería la mayoría en el poder legislativo y algunos ayuntamientos estratégicos, como Zapopan, Tlaquepaque y Puerto Vallarta; Morena y Futuro se convertirán en las nuevas expresiones partidistas con posibilidad de armar plataformas con miras al 2024; y a pesar de tratarse de una elección de suma trascendencia, la participación de los electores apenas alcanzará el 40 por ciento.

De cualquier modo, no está por demás también colocar sobre la mesa de debates cuáles serán los principales factores que el gran elector tendrá en mente al momento de ejercer su sufragio. Por un lado –y en eso parece haber consenso entre los sabiondos del tema- los candidatos que presente los partidos será un elemento clave; es decir, hay evidencia suficiente que nos dice que hay un hartazgo a todo lo que hable, huela y se vea como el clásico político. Encuestadoras serias concluyen que la ciudadanía está a la espera de rostros sin rastros de mentiras y corrupción.

Por otra parte, en el caso de nuestra entidad y en especial el área metropolitana de Guadalajara, existen asuntos que han ofendido y lastimado la dignidad del votante. Basta recordar el escandaloso negociazo denominado A toda máquina y el aumento a la tarifa del transporte urbano, esto sin considerar el brutal deterioro en seguridad pública y la insoportable deficiencia en el sistema estatal de salud.

Así pues, a medio año para nuestra cita con las boletas, contamos con muchas hipótesis y pocas teorías. De cierto tenemos que se avecinan semanas complejas y retadoras, no sólo para quienes forman parte de las estructuras del poder, sino como sociedad en su conjunto, porque de cara al año venidero, como nunca antes, nadie puede dar por sentado absolutamente nada.

P.D. En virtud de que este servidor se enfocará en reestablecerse por completo de las secuelas que deja el Covid-19 y a convivir con mis seres queridos, nos leeremos una vez iniciado el 2021.

¡Que Dios les bendiga!

* Periodista

Justo estamos a medio año de nuestro encuentro con las urnas. El 6 de junio del 2021, que parecía muy lejos en el calendario, está a cosa de nada. Y lo único de lo que podemos tener certeza es que viviremos un proceso electoral jamás imaginado en el consciente colectivo. La pandemia, la crisis económica y las nuevas reglas, movieron todas las proyecciones previstas para la que será –sin duda- una de las jornadas más impredecibles de nuestra incipiente historia democrática.

Por supuesto que Jalisco no estará exento de tal experiencia. En el ambiente se percibe esa extraña sensación de que algo se movió pero que no podemos explicar con claridad. Es como si tratáramos de elaborar pronósticos basados en la incertidumbre, el rumor o los trascendidos. Incuso quienes se ostentan como opinantes profesionales en la materia política, carecen de elementos precisos y contundentes para asegurar quiénes obtendrán la victoria y quiénes serán los derrotados. Dicho de otra manera, los pitonisos que surgen en cada elección, hoy por hoy no tienen a la mano la bolita mágica que les permita predecir el futuro.

A seis meses de distancia sólo contamos con hechos y algunos elementos que acaso sirven para aventurarnos en el movedizo terreno de las suposiciones. Por ejemplo, todos los partidos enfrentarán serias dificultades para garantizar la paridad de género en los municipios de mayor densidad poblacional; Movimiento Ciudadano, ante el tremendo desencanto de la gente, perdería la mayoría en el poder legislativo y algunos ayuntamientos estratégicos, como Zapopan, Tlaquepaque y Puerto Vallarta; Morena y Futuro se convertirán en las nuevas expresiones partidistas con posibilidad de armar plataformas con miras al 2024; y a pesar de tratarse de una elección de suma trascendencia, la participación de los electores apenas alcanzará el 40 por ciento.

De cualquier modo, no está por demás también colocar sobre la mesa de debates cuáles serán los principales factores que el gran elector tendrá en mente al momento de ejercer su sufragio. Por un lado –y en eso parece haber consenso entre los sabiondos del tema- los candidatos que presente los partidos será un elemento clave; es decir, hay evidencia suficiente que nos dice que hay un hartazgo a todo lo que hable, huela y se vea como el clásico político. Encuestadoras serias concluyen que la ciudadanía está a la espera de rostros sin rastros de mentiras y corrupción.

Por otra parte, en el caso de nuestra entidad y en especial el área metropolitana de Guadalajara, existen asuntos que han ofendido y lastimado la dignidad del votante. Basta recordar el escandaloso negociazo denominado A toda máquina y el aumento a la tarifa del transporte urbano, esto sin considerar el brutal deterioro en seguridad pública y la insoportable deficiencia en el sistema estatal de salud.

Así pues, a medio año para nuestra cita con las boletas, contamos con muchas hipótesis y pocas teorías. De cierto tenemos que se avecinan semanas complejas y retadoras, no sólo para quienes forman parte de las estructuras del poder, sino como sociedad en su conjunto, porque de cara al año venidero, como nunca antes, nadie puede dar por sentado absolutamente nada.

P.D. En virtud de que este servidor se enfocará en reestablecerse por completo de las secuelas que deja el Covid-19 y a convivir con mis seres queridos, nos leeremos una vez iniciado el 2021.

¡Que Dios les bendiga!

* Periodista