/ miércoles 14 de octubre de 2020

A la Virgen rogando… y con el mazo dando

La romería anual de la Virgen de Zapopan, que esta vez resultó especial a causa de las restricciones por la pandemia, fue una ocasión apropiada para confirmar la positiva dualidad que viven miles y miles de jaliscienses. En la llevada, fue posible confirmar la fe que se tiene en los venerables símbolos religiosos y el respeto que se debe a los dictados de las autoridades civiles.

En México tenemos un estado laico, pues el gobierno que se elige para los períodos señalados por la ley, debe ser totalmente ajeno a las cuestiones eclesiásticas. Pero también tenemos un estado religioso, que es el formado por la Iglesia, principalmente la católica.

Y ahora que tuvimos el retorno de la Virgen a su santuario en la villa maicera, fue posible observar una vez más, el respeto que existe entre las autoridades civiles y las eclesiásticas. Y la forma en que los habitantes de esta entidad federativa, saben llevar correctamente tanto sus devociones como sus obligaciones.

Esta vez, lo mismo en la misa de despedida como en la de recepción, así como durante el traslado de la venerada imagen, se elevaron oraciones pidiendo a la Virgen el cese de la pandemia. Sin menoscabo de que el gobierno hiciera su parte, aplicando medidas de vigilancia para que se cumplan las recomendaciones de sana distancia dictadas ante la contingencia.

Además de que en lo general, se da el caso de que en estos tiempos y en estos lugares, los fieles mantienen firmes su fe en lo que trata a su credo religioso. Pero eso no quita que en lo personal, se sigan cuidando atendiendo las medidas sanitarias establecidas por las autoridades correspondientes.

Como dice el dicho: A Dios rogando y con el mazo dando. Considerar tanto lo espiritual como lo material. Que a las ventajas de la espiritualidad, se agreguen los recursos de lo físico, de la ciencia.

Y en este campo de positiva armonía, y particularmente durante la pandemia, la gente se ha percatado de que nuestros guías religiosos cumplen su trabajo alentando en todo lo posible la fuerza de la devoción. Y que simultáneamente, las autoridades gubernamentales hacen todo lo que está de su parte por preservar la salud de la ciudadanía. Apoyando hasta donde es posible a los sectores de la economía, pero dando prioridad a la salud de las personas.

Sucede pues que la separación entre la Iglesia y el Estado, lejos de ser causa de diferencias, da lugar a una situación de entendimiento y de coordinación.

Una muestra más de que las buenas intenciones están por encima de los métodos de presión.

Con la pandemia, estamos enfrentando a un enemigo común. Y a éste debemos seguir combatiéndolo mediante una campaña de unidad y fuerza.

Las diferencias, si las hubiera, tendrían que dejarse para otra ocasión.

* Periodista



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La romería anual de la Virgen de Zapopan, que esta vez resultó especial a causa de las restricciones por la pandemia, fue una ocasión apropiada para confirmar la positiva dualidad que viven miles y miles de jaliscienses. En la llevada, fue posible confirmar la fe que se tiene en los venerables símbolos religiosos y el respeto que se debe a los dictados de las autoridades civiles.

En México tenemos un estado laico, pues el gobierno que se elige para los períodos señalados por la ley, debe ser totalmente ajeno a las cuestiones eclesiásticas. Pero también tenemos un estado religioso, que es el formado por la Iglesia, principalmente la católica.

Y ahora que tuvimos el retorno de la Virgen a su santuario en la villa maicera, fue posible observar una vez más, el respeto que existe entre las autoridades civiles y las eclesiásticas. Y la forma en que los habitantes de esta entidad federativa, saben llevar correctamente tanto sus devociones como sus obligaciones.

Esta vez, lo mismo en la misa de despedida como en la de recepción, así como durante el traslado de la venerada imagen, se elevaron oraciones pidiendo a la Virgen el cese de la pandemia. Sin menoscabo de que el gobierno hiciera su parte, aplicando medidas de vigilancia para que se cumplan las recomendaciones de sana distancia dictadas ante la contingencia.

Además de que en lo general, se da el caso de que en estos tiempos y en estos lugares, los fieles mantienen firmes su fe en lo que trata a su credo religioso. Pero eso no quita que en lo personal, se sigan cuidando atendiendo las medidas sanitarias establecidas por las autoridades correspondientes.

Como dice el dicho: A Dios rogando y con el mazo dando. Considerar tanto lo espiritual como lo material. Que a las ventajas de la espiritualidad, se agreguen los recursos de lo físico, de la ciencia.

Y en este campo de positiva armonía, y particularmente durante la pandemia, la gente se ha percatado de que nuestros guías religiosos cumplen su trabajo alentando en todo lo posible la fuerza de la devoción. Y que simultáneamente, las autoridades gubernamentales hacen todo lo que está de su parte por preservar la salud de la ciudadanía. Apoyando hasta donde es posible a los sectores de la economía, pero dando prioridad a la salud de las personas.

Sucede pues que la separación entre la Iglesia y el Estado, lejos de ser causa de diferencias, da lugar a una situación de entendimiento y de coordinación.

Una muestra más de que las buenas intenciones están por encima de los métodos de presión.

Con la pandemia, estamos enfrentando a un enemigo común. Y a éste debemos seguir combatiéndolo mediante una campaña de unidad y fuerza.

Las diferencias, si las hubiera, tendrían que dejarse para otra ocasión.

* Periodista



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