/ martes 19 de enero de 2021

A cuidarnos más

Ante la ausencia de políticas públicas para enfrentar la crisis sanitaria por la pandemia, que hasta el momento ha superado ciento cuarenta mil muertes de seres humanos, cuando todavía hace algunos días estas personas gozaban de cabal salud, platicaban con familiares y amigos, la desgracia vino cuando fueron infectados de esta enfermedad, al parecer sabemos cuándo y de que parte del mundo llegó a nuestro país, pero no sabemos cuándo se controlará, así sabemos que llegó para quedarse.

Por desgracia en nuestro entorno social, desde trabajo, amigos y familia tenemos uno o varios infectados, los hospitales trabajan a su máxima capacidad, los enfermos en los pasillos hospitalarios esperan ser atendidos en piso y en su cama, las lágrimas de los familiares que se encuentran en espera de recibir informes médicos sobre su familiar es a diario, la incertidumbre de vivir o morir colapsa el ánimo de los pacientes, ante esta tragedia humana que la historia de la salud ya la documenta con la fiebre de tifoidea que azotó a Europa en el Siglo XVIII, donde muchas víctimas murieron y las medidas profilácticas fueron de mucha ventilación en las salas de los enfermos, tal como fue diseñado el viejo Hospital Civil de Guadalajara, asimismo el lavado de manos constantemente, aseo personal y no tocarse la cara y la cabeza, fueron medidas que las sociedades médicas del Siglo XVIII, recetaban a la sociedad para contener la tifoidea.

No se esperaba que con el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todas las áreas del conocimiento, esta enfermedad haga crisis mundial en países desarrollados y otros en vías de desarrollo, la enfermedad no mide fronteras, los enfermos y las muertes cada día aumentan, las medicinas se encarecen, el oxígeno tiene una demanda económica sin precedente en la sociedad mexicana, las filas para obtener este elemento químico son interminables ante la necesidad de que el enfermo no muera de asfixia por la baja de oxigenación y los coágulos que por falta de este elemento se desarrollen en el cuerpo.

La vacuna para contender un poco esta enfermedad se inventó por laboratorios Americano, Chino y Ruso, los países en desarrollo acaparan este producto creando un monopolio, que ante la necesidad de salud y vida, los hombres comienzan a robarla, quizás para especular en el mercado o para vacunar a sus seres queridos.

La solución a este problema de salud pública no se ve a corto plazo, la ciencia sigue investigando en todas las líneas del conocimiento en las ciencias de la salud, así la enfermedad del Covid-19, ya ha sido declarada en México como un riesgo en medicina del trabajo.

Ante la falta de vacunación de una primera dosis y posteriormente una segunda dosis, la solución inmediata tal como lo hace ver la historia de la medicina en la fiebre de tifoidea del Siglo XVIII, se encuentra en el aseo constante de lavado de manos, evitar tocarse la cara y la cabeza, usar cubrebocas y una distancia apropiada para no ser contaminado, evitando el saludo de manos, besos o abrazos, quedándonos en cuarentena.

A seguir cuidándonos para no perder nuestra salud.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio

Ante la ausencia de políticas públicas para enfrentar la crisis sanitaria por la pandemia, que hasta el momento ha superado ciento cuarenta mil muertes de seres humanos, cuando todavía hace algunos días estas personas gozaban de cabal salud, platicaban con familiares y amigos, la desgracia vino cuando fueron infectados de esta enfermedad, al parecer sabemos cuándo y de que parte del mundo llegó a nuestro país, pero no sabemos cuándo se controlará, así sabemos que llegó para quedarse.

Por desgracia en nuestro entorno social, desde trabajo, amigos y familia tenemos uno o varios infectados, los hospitales trabajan a su máxima capacidad, los enfermos en los pasillos hospitalarios esperan ser atendidos en piso y en su cama, las lágrimas de los familiares que se encuentran en espera de recibir informes médicos sobre su familiar es a diario, la incertidumbre de vivir o morir colapsa el ánimo de los pacientes, ante esta tragedia humana que la historia de la salud ya la documenta con la fiebre de tifoidea que azotó a Europa en el Siglo XVIII, donde muchas víctimas murieron y las medidas profilácticas fueron de mucha ventilación en las salas de los enfermos, tal como fue diseñado el viejo Hospital Civil de Guadalajara, asimismo el lavado de manos constantemente, aseo personal y no tocarse la cara y la cabeza, fueron medidas que las sociedades médicas del Siglo XVIII, recetaban a la sociedad para contener la tifoidea.

No se esperaba que con el desarrollo de la ciencia y la tecnología en todas las áreas del conocimiento, esta enfermedad haga crisis mundial en países desarrollados y otros en vías de desarrollo, la enfermedad no mide fronteras, los enfermos y las muertes cada día aumentan, las medicinas se encarecen, el oxígeno tiene una demanda económica sin precedente en la sociedad mexicana, las filas para obtener este elemento químico son interminables ante la necesidad de que el enfermo no muera de asfixia por la baja de oxigenación y los coágulos que por falta de este elemento se desarrollen en el cuerpo.

La vacuna para contender un poco esta enfermedad se inventó por laboratorios Americano, Chino y Ruso, los países en desarrollo acaparan este producto creando un monopolio, que ante la necesidad de salud y vida, los hombres comienzan a robarla, quizás para especular en el mercado o para vacunar a sus seres queridos.

La solución a este problema de salud pública no se ve a corto plazo, la ciencia sigue investigando en todas las líneas del conocimiento en las ciencias de la salud, así la enfermedad del Covid-19, ya ha sido declarada en México como un riesgo en medicina del trabajo.

Ante la falta de vacunación de una primera dosis y posteriormente una segunda dosis, la solución inmediata tal como lo hace ver la historia de la medicina en la fiebre de tifoidea del Siglo XVIII, se encuentra en el aseo constante de lavado de manos, evitar tocarse la cara y la cabeza, usar cubrebocas y una distancia apropiada para no ser contaminado, evitando el saludo de manos, besos o abrazos, quedándonos en cuarentena.

A seguir cuidándonos para no perder nuestra salud.

* Profesor de Derecho de la Universidad de Guadalajara y Miembro del Observatorio sobre Seguridad y Justicia.

antonio_dejesus@hotmail.com

twitter@mendozaAntoio