/ miércoles 16 de marzo de 2022

930 días para el juicio histórico

Andrés Manuel López Obrador cruzó el 55% de su periodo de gobierno. Los tres primeros años transitó con el beneficio del bono democrático que la sociedad mexicana le otorgó, compuesta entre el número de sus votantes y fortalecido por ciudadanos que aunque no fueron sus electores le dispensaron el beneficio de la duda, le abrieron un compás de espera, se replegaron para analizar si el nuevo presidente cumplía, era honesto, funcionaba y era benéfico para los mexicanos.

Durante la tensa calma que consumió la primera mitad de su sexenio, se polarizó a la sociedad mexicana como nunca antes de la revolución mexicana o de la guerra de reforma. La estigmatización de bandos imaginarios, irreales, dogmatizados, alentó a una masa enardecida, poco analítica, necesitada de tener en quien creer, al grado de la fanatización.

Hoy México padece de una división social promovida e impulsada desde el poder público. Más allá de las ideologías, la dicotomía inculcada y la feroz lucha contra los molinos de viento del Quijote tabasqueño, ningún beneficio ha generado ni ha mejorado la calidad de vida de los mexicanos. Los discursos de odio, de resentimiento, el afán protagónico egocéntrico, la persecución de los que disienten y se oponen a sus ocurrencias, han incrementado la tensión social agitando y poniendo en punto de ebullición a los mexicanos.

López Obrador sabe que el pueblo de México es un tigre suelto. Hay problemas graves: pobreza, desigualdad, injusticia, inseguridad, poco respeto a la ley, al estado de derecho y una terrible impunidad. Durante sus 3 años de gobierno llegamos a niveles inéditos, peores que en el pasado, peores que nuca en nuestra.

Quedan aún 930 días para que termine su periodo de gobierno. Antes de irse los mexicanos celebraremos elecciones para la sucesión presidencial en 2024 y el juicio a sus actos, a su gestión, a sus logros y a sus acciones se espera severo, duro y contundente. Más allá de los discursos emocionales, los jefes de familia y las mujeres que batallan cada día por sobre llevar la crisis económica, el alza de los alimentos, de los combustibles, la falta de empleos, el miedo que provoca el desbordamiento del crimen organizado y la baja expectativa de mejora en el corto plazo, serán una aduana complicada para el aún presidente y su partido morena. La gente empieza a calificar, a evaluar, a pensar en los daños recibidos, a darse cuenta de que México retrocede, que no es suficiente con saliva, que no hay avances, que no hay logros reales, que se vive peor que antes.

Los últimos 2 meses han sido particularmente duros para AMLO: los escándalos de corrupción que exhibieron a su hijo José Ramón López Beltrán y la persecución y asesinato de periodistas denunciados internacionalmente han reventado los discursos huecos de combate a la corrupción, austeridad y ética del gobernante. Hizo agua en sus cimientos y no ha sido capaz de desmentir, sólo de distraer y de pelear. En 930 días se irá para ser juzgado por la historia.. El 10 de abril… ese día no pasará nada. Esa es su fiesta, la de la revocación, que solo a su ego le importa, que es un ejercicio inútil, estéril, que nació muerto y que no sirve de nada. A espera que falta menos y a pensar en el futuro que habrá mucho que reparar a partir del día 931 de nuestra cuenta regresiva.


www.youtube.com/c/carlosanguianoz

Andrés Manuel López Obrador cruzó el 55% de su periodo de gobierno. Los tres primeros años transitó con el beneficio del bono democrático que la sociedad mexicana le otorgó, compuesta entre el número de sus votantes y fortalecido por ciudadanos que aunque no fueron sus electores le dispensaron el beneficio de la duda, le abrieron un compás de espera, se replegaron para analizar si el nuevo presidente cumplía, era honesto, funcionaba y era benéfico para los mexicanos.

Durante la tensa calma que consumió la primera mitad de su sexenio, se polarizó a la sociedad mexicana como nunca antes de la revolución mexicana o de la guerra de reforma. La estigmatización de bandos imaginarios, irreales, dogmatizados, alentó a una masa enardecida, poco analítica, necesitada de tener en quien creer, al grado de la fanatización.

Hoy México padece de una división social promovida e impulsada desde el poder público. Más allá de las ideologías, la dicotomía inculcada y la feroz lucha contra los molinos de viento del Quijote tabasqueño, ningún beneficio ha generado ni ha mejorado la calidad de vida de los mexicanos. Los discursos de odio, de resentimiento, el afán protagónico egocéntrico, la persecución de los que disienten y se oponen a sus ocurrencias, han incrementado la tensión social agitando y poniendo en punto de ebullición a los mexicanos.

López Obrador sabe que el pueblo de México es un tigre suelto. Hay problemas graves: pobreza, desigualdad, injusticia, inseguridad, poco respeto a la ley, al estado de derecho y una terrible impunidad. Durante sus 3 años de gobierno llegamos a niveles inéditos, peores que en el pasado, peores que nuca en nuestra.

Quedan aún 930 días para que termine su periodo de gobierno. Antes de irse los mexicanos celebraremos elecciones para la sucesión presidencial en 2024 y el juicio a sus actos, a su gestión, a sus logros y a sus acciones se espera severo, duro y contundente. Más allá de los discursos emocionales, los jefes de familia y las mujeres que batallan cada día por sobre llevar la crisis económica, el alza de los alimentos, de los combustibles, la falta de empleos, el miedo que provoca el desbordamiento del crimen organizado y la baja expectativa de mejora en el corto plazo, serán una aduana complicada para el aún presidente y su partido morena. La gente empieza a calificar, a evaluar, a pensar en los daños recibidos, a darse cuenta de que México retrocede, que no es suficiente con saliva, que no hay avances, que no hay logros reales, que se vive peor que antes.

Los últimos 2 meses han sido particularmente duros para AMLO: los escándalos de corrupción que exhibieron a su hijo José Ramón López Beltrán y la persecución y asesinato de periodistas denunciados internacionalmente han reventado los discursos huecos de combate a la corrupción, austeridad y ética del gobernante. Hizo agua en sus cimientos y no ha sido capaz de desmentir, sólo de distraer y de pelear. En 930 días se irá para ser juzgado por la historia.. El 10 de abril… ese día no pasará nada. Esa es su fiesta, la de la revocación, que solo a su ego le importa, que es un ejercicio inútil, estéril, que nació muerto y que no sirve de nada. A espera que falta menos y a pensar en el futuro que habrá mucho que reparar a partir del día 931 de nuestra cuenta regresiva.


www.youtube.com/c/carlosanguianoz